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viernes, 2 de enero de 2015

Significado de la tradición humanística para las ciencias del espíritu en Gadamer



Significado de la tradición humanística 
para las ciencias del espíritu en Gadamer

José Luis Herrera
Universidad Nacional Federico Villarreal

Los nuevos descubrimientos de los Ciencias de los siglos XVI y XVII impactaron profundamente y produjeron una reflexión y reconsideración profunda, la ciencia conmovió a los hombres más cultos de la época allí donde se había buscado la sabiduría por siglos, en la biblia, Platón y Aristóteles parecían tambalear y se agitaban ante los vientos de los nuevos descubrimientos; debemos recordar que en el renacimiento el hombre busco la sabiduría retornando a los griegos, el humanismo había afectado toda la cultura y sin embargo las nuevas posiciones de Galileo, Kepler y Newton se consiguieron utilizando métodos muy diferentes a los que habían podido vislumbrar los griegos, todo esto no podía sino causar un profundo impacto y en hombres de elevado espíritu reflexivo como Descartes y Bacon produjeron discursos que trataban de explicar o vislumbrar los nuevos caminos que podrían llevarnos a la verdad. Tanto Descartes como Bacon se preocuparon por el método, es decir, establecer un conjunto de pasos ordenados que nos permita acceder de una manera rigurosa a la verdad científica. El triunfo que significo la física Newtoniana fue tan grande que se convirtió en modelo para investigaciones en otros campos y el S. XVIII se declaró heredera de Newton, tanto en matemáticas como en física y astronomía se siguió sus pasos y en las nuevas áreas como química, electricidad, etc. se busco emular su método esto pronto produciría nuevas reflexiones en las mentes profundas de los pensadores de la siguiente generación.
Kant, el gran filosofo de la ilustración, en un gesto genial transformo a la filosofía de su tiempo al desarrollar una crítica de la razón es decir al poner su acento ya no en como es el mundo sino en cómo y hasta donde podemos comprenderlo. Kant asumía que la humanidad había llegado ya a la época de la razón y pensaba que la física newtoniana representaba la verdad cuyo conocimiento trabajosamente el hombre había arrancado a la naturaleza; por ello su análisis del conocimiento, en cierta forma se restringe al conocimiento científico y no considera otras formas de conocimiento humano como son el conocimiento vulgar. Esto posteriormente abría de derivar en teoría de la ciencia.


Las ciencias del espíritu, tales como la historia, la sociología, etc. tuvieron también un gran desarrollo al cual también correspondió una mayor reflexión filosófica sobre sus fundamentos. La autoreflexión lógica de las ciencias del espíritu, que en el siglo XIX acompaña a su configuración y desarrollo está dominada enteramente por el modelo de las ciencias naturales. Hume había desarrollado un análisis de la inducción y su importancia en el desarrollo de la ciencia y J.S. Mill pensó en aplicarlo a las ciencias morales como él lo llamaba. El mismo Hume en Treatise, había establecido que en cuanto a las ciencias humanas se pueden descubrir ciertas regularidades a través de la inducción que permitan hacer predicciones independientemente de si hay o no causalidad entre los eventos estudiados. Esto ha dado ciertos resultados, por ejemplo en la sicología de masas, pero la experiencia del mundo sociohistórico no se eleva a ciencia por el procedimiento inductivo de las ciencias naturales, pues por mucho que opere en esto la experiencia general, el objetivo no es confirmar las experiencias generales para alcanzar el conocimiento de una ley del tipo de cómo se desarrollan los hombres, los pueblos, los estados, sino comprender como es tal hombre, tal pueblo, tal estado, que se ha hecho de él, o formulado muy generalmente, cómo ha podido ocurrir que sea así.

Por otro lado: Helmholtz distinguía dos tipos de inducción: inducción lógica e inducción artística instintiva. En su famoso discurso de 1862, no se trataba de que se distinguieran lógicamente sino sicológicamente, ambas aplicaban la inducción, pero la inducción artística instintiva, que serviría a las ciencias del espíritu seria en cierta forma una conclusión llevada a cabo de una forma inconsciente basada en el conjunto de casos de la experiencia social, el científico social extrapolaría que situaciones similares habríanse dado en las otras épocas, este es un proceso inductivo; puesto que de casos particulares se concluye para el nuevo caso que se está investigando, y es inconsciente en cuanto que la inducción se realiza sin saber que se hace, esto requería un cierto tacto, además otras capacidades intelectuales, como riqueza de memoria y reconocimiento de autoridades. El concepto de inducción le era familiar por la lógica de Mill.

Dilthey, a pesar de su profunda reflexión sobre el método histórico, también se dejo influir por el método natural científico y del empirismo de la lógica de Mill, aunque paradójicamente critica el método de Mill, para las ciencias del espíritu y al mismo tiempo no se libera del método de las ciencias naturales. Queda sin embargo por explicar en que consiste la inducción artística inductiva de la que hablaba Helmholtz, él había destacado  las capacidades de la  memoria, el tacto sicológico y la autoridad que aparecen para lograr las conclusiones en el caso de las ciencias del espíritu, pero ¿en que se basa este tacto?, ¿Cómo se llega a él? ¿Están los científicos de la ciencia del espíritu, a fin de cuentas, mas basadas en él que en el método? 

Helmholtz y su siglo siguen a Kant en cuanto que orientan el concepto de la ciencia y del conocimiento según el modelo de las ciencias naturales pero agregando la particularidad de la ciencia del espíritu, es decir, el sentido artístico, la inducción artística sin embargo este razonamiento es poco convincente. Ni responde a la intención de Kant fundamentar una investigación inductiva del mundo de la libertad humana en su distinción de naturaleza y libertad, ni ello es enteramente acorde con las ideas propias de la lógica de la inducción. En la práctica; sin embargo, las ciencias del espíritu no se sentían inferiores a las ciencias naturales, por el contrario se sentían verdaderos herederos y administradores del humanismo, ¿pero cuáles son los conceptos básicos del humanismo que fundamenta está orgullosa conciencia?

 CONCEPTOS BASICOS DEL HUMANISMO

A) FORMACION.- El hombre se caracteriza por la ruptura con lo inmediato y natural que le es propia en virtud del lado espiritual y racional de su esencia “por este lado él no es por naturaleza lo que debe ser”; por eso necesita de la formación. El hombre se caracteriza por su ruptura de lo natural e inmediato dada su espiritualidad y racionalidad, en efecto, lo que nos caracteriza no es que sigamos los instintos naturales sino que a pesar de tenerlos podemos tener posesión sobre ellos gracias a la razón. El hombre no es por naturaleza lo que debe ser (padre, amigo, ciudadano, etc.) sino que precisa para ello de formación. El que se abandona a la particularidad (a su instinto) es inculto, no ve lo general (la sociedad, comunidad, etc.) y no puede evaluar bien su situación. La formación permite acceder a la generalidad, su comunidad,  sociedad, cultura, etc.

El trabajo es deseo inhibido controlamos nuestro deseo para dedicar nuestra atención y esfuerzo al trabajo, gracias a esto la conciencia escapa a la inmediatez (al deseo, temor del momento) y por esto al auto ignorarse generaliza, puesto que ya no es él el foco de atención y esto permite que sea “el nosotros” el foco de atención, de esta forma el trabajo permite percatarnos de un poder que tenemos de nosotros mismo, el poder del auto dominio, se gana asi un sentido de sí mismo; por ello el trabajo forma. La conciencia que trabaja se eleva por encima de la inmediatez de su estar ahí a la generalidad; o como dice Hegel, formando a la cosa se forma a sí misma. También en la formación teórica, donde uno se separa de si mismo hacia lo abstracto, se da el mismo fenómeno. Toda formación precisa de conocimientos teóricos de reconocer en lo extraño lo propio y hacerlo familiar, es un retorno a si mismo desde lo otro. La elección de la profesión también tiene mucho de esto pues cada profesión es en cierto modo un destino…implica entregarse a tareas que uno no asumiría para sus fines privados. El tacto es una “percepción” de una situación para la cual no poseemos reglas generales y como toda percepción nos puede servir de guía en el medio, por ello falta de tacto es expresar lo que puede evitar, porque no se tiene la guía del tacto, decir algo con tacto es “dejar algo sin decir”, dar un rodeo. El tacto artístico que menciona Helmholtz implica entender que la memoria es formada, no se memoriza todo; sino que se selecciona, a su vez el olvido también es selectivo, de tal forma que gracias a ello es posible ver con ojos nuevos y el espíritu se renueva.


El tacto en el arte o en la historia precisa formación, en la historia para saber lo que pudo haber sido y lo que no, el tacto nos permite guiarnos  hacia lo otro pues nos permite percibir las situaciones del pasado. La formación nos permite una generalización, es decir nos da la posibilidad de abrirnos hacia lo otro pero no del concepto o la razón sino de la percepción. Lo característico de los conceptos es que tenemos pleno manejo de ellos en el sentido de que los podemos simbolizar, precisar y por ello comunicar con cierta seguridad; por otro lado lo característico de la percepción es su subjetividad, no percibimos todos igual, por ejemplo no todos tenemos la misma medida de visión, al hablar de una generalización no del concepto sino perceptiva lo que se quiere decir es que se tiene un fenómeno del espíritu que no manejamos a nuestro antojo pero que generaliza, por ejemplo entendemos cuando “debemos” dar un beso y cuando es mejor no darlo porque “percibimos” que es el momento, pero no podemos comunicar con exactitud a otro cuando será el momento, sino que este otro, tendrá que aprenderlo por su propia experiencia. La conciencia formada es como un sentido de la vista, que generaliza pues es en todas direcciones (a diferencia de la verdadera visión).

B). EL SENSUS COMMUNIS.-
Es el sentido de lo justo y del bien común que viven todos los hombres y se adquiere en comunidad (Vico). El gran filósofo italiano Vico, en su obra De nostri Temporis Studiorum ratione, explica que el hablar bien ha sido desde siempre una fórmula de dos caras, no es solamente un ideal retórico sino que significa también decir lo correcto, esto es lo verdadero, pero ¿en qué sentido es lo verdadero? Vico nos habla sobre el sentido común de lo verdadero y lo justo, que no es un saber por causas pero que permite hallar lo evidente, lo verosímil, de esta forma enfrenta lo verdadero (las verdades científicas) con lo verosímil como otra forma necesaria para la educación e implícita en los sensus communis. A la ciencia moderna no le discute sus ventajas sino que señala sus límites. El saber práctico, la phrónesis, es una forma de saber distinta. Es una manera de estar determinado el ser ético, que no es posible sin el conjunto de virtudes éticas, como a la inversa estas tampoco pueden ser sin aquellas, asi, la phrónesis es una virtud dianoética. Vico no tuvo gran influencia en el S. XVIII ni tampoco en Shaftesbury, con la única excepción del Pietismo en Oetinger, quien lo aplica en la hermeutica, Shaftesbury, se refiere a la virtud intelectual y social del sympaty, sobre la cual se basa tanto la moral como toda una metafísica estética. Hume desarrolla sus sugerencias para una teoría del moral sense que más tarde serviría a la ética kantiana.

El Sensus communis designa incluso ahora una cualidad general del ciudadano en los países de habla inglesa, pero en Alemania se perdió este sentido rápidamente, se despolitizo el termino debido a la influencia de la ilustración alemana, salvo la excepción de Shaftesbury, Y EL Pietista Suavo Oetinger que realiza una extensa y erudito análisis del concepto y concluyendo que el verdadero fundamento del sentido común es el concepto de vida. 

C)  LA CAPACIDAD DE JUICIO
Consiste subsumir algo particular bajo una generalidad, en reconocer algo de una regla, no posee un principio que pudiera presidir su aplicación. La capacidad de juicio no se puede enseñar pues para seguir dicho principio se necesita nuevamente de él, por ello solo se puede practicar, es más bien una actitud al modo de los sentidos. 

Es congruente con la filosofía ilustrada alemana el no incluir el juicio entre las capacidades superiores. Para Kant el sensus communis queda excluido, su teoría se piensa como opuesta a la inglesa del “sentimiento moral”, en La Critica del Juicio

, Kant define el gusto como: “un enjuiciamiento sensible de la perfección, esta no es en él una capacidad superior puesto que lo que el juicio juzga es lo particular, lo individual, su perfección o imperfección no mediante un concepto previo; sino mediante la convergencia de muchas cosas en una, por ejemplo al juzgar un rostro, no basta con que nos guste los ojos negros o la nariz perfilada sino que deben converger muchos elementos y coordinar entre ellos; pero como hemos visto el sensus communis no consiste en juzgar lo particular, sino que es sobre todo decidir sobre lo justo y lo injusto, este sentido último si lo retuvieron Vico y Shaftesbury. En Kant el sentimiento moral de la comunidad no interviene en el juicio moral, para él, el verdadero sentido común es el gusto.

D) EL GUSTO
El gusto es una forma de conocer, el buen gusto busca distanciarse de uno mismo y sus preferencias privadas, no es pues un fenómeno privativo sino social. El ideal que plantea Baltazar Gracián considera el gusto sensorial el cual ya poseería el germen para realizar el enjuiciamiento de las cosas. El gusto sensorial se encuentra a medio camino entre el instinto sensorial y la libertad espiritual, la cultura no se debe solo al ingenio sino al buen gusto. Por ello su ideal de hombre es el que tiene buen gusto y puede y tienen la libertad de la distancia, es el hombre culto. El busca un ideal de sociedad culta. El gusto es como un sentido, no dispone de un razonamiento previo y lo que juzga el gusto es sobre todo lo que repugna al gusto propiamente, su opuesto no es el mal gusto sino el no tener gusto; por ello el buen gusto es una sensibilidad que evita lo chocante, resulta incomprensible para el que carece de gusto. La moda regula las cosas que igual podrían ser de otro modo y crea una dependencia social
El buen gusto adapta la exigencia de la moda al propio buen gusto. Uno mantiene su estilo al referir la moda al punto de vista al propio gusto. El buen gusto no solo reconoce lo bello sino que lo ubica dentro de todo lo que debe ser bello, asi el gusto al no regirse por la moda muestra que conoce algo aunque solo se muestre esto en lo concreto del gusto de algo. El gusto abarca todo el ámbito de costumbres y convivencias. La capacidad de juicio precisa también de ejemplos individuales de discernimiento de corte estético, de modo que la distinción tajante entre uno y otro no es incondicional, el gusto contribuye a la capacidad de juicio pues se necesita para ello de tacto, para hallar la ley general. El gusto no es el fundamento de la ley moral; pero si su realización más acabada. La ética griega de Platón y Aristóteles es una ética del buen gusto.


Kant limpió a la ética de todos sus momentos estéticos y vinculados al sentimiento, por ello cuando pensamos el concepto de gusto no solemos reconocer su elemento normativo, esto representa una ruptura con la tradición que restringe el concepto de gusto al ámbito en el que se puede afirmar a una validez autónoma e independiente y restringe a la inversa el concepto de reconocimiento al uso teórico y practico de la razón. Desacreditando cualquier otro conocimiento teórico que no sea el de la ciencia natural, obligo a la auto reflexión de la ciencia del espíritu a apoyase en la teoría del método de las ciencias naturales. Para mostrar la insuficiencia de esta interpretación de las ciencias del espíritu será necesario analizar los problemas de la estética.

martes, 7 de agosto de 2012

Only art can save us now

Santiago Zabala


Perhaps rather than God, as Martin Heidegger once said, it is art that can save us. After all, artistic creations have always had political, religious and social meanings that also aimed in some way to save us. Certainly, they also express beauty, but this depends very much on the public's aesthetic taste, which varies according to the cultural environment of each society. But when the political meaning is manifest, aesthetics (our sensations and taste) lose ground in favour of interpretation (knowledge and judgment); that is, instead of inviting us to contemplate its beauty, a work calls us to respond, react and become involved. As it turns out, art - as a channel to express reactions to significant issues - has sometimes worked better than historical or factual reconstructions.

Picasso's Guernica


Pablo Picasso's Guernica is the example we all have in mind: painted as a response to the Spanish nationalist forces' bombing of a town in the Basque country, it was used not only to inform the public but also as a symbol of all the innocent victims of war. This is probably why "aesthetics", a term coined by the German philosopher Alexander Baumgarten in 1735, refers not only to the study of art but also to sensory experience coupled with feelings regardless of the nature of its object. But can contemporary art, whether through music, conceptual installations or cinema actually save us from the damned circumstances, atrocities and injustices we live among?

As an ontological discipline, philosophy must always pay attention to existential claims, whether they come from science, religion or art. Even though this is now possible, since philosophy (and aesthetics) has overcome metaphysics, that is, objectivist-representational nature (which also limited art's creations), not all philosophers pay attention to the claims these works make. If such distinguished thinkers as Arthur Danto and Gianni Vattimo have moved beyond aesthetic representationalism and formalism, it is because of their post-metaphysical positions but also their interest in art's current existential appeal. Both philosophers seem to agree that the end of art proclaimed by Hegel is not simply a matter of art becoming conceptual - that is, "philosophical". Rather, the radical changes brought about in the advent of global society mean that the artist today must respond to a wider public than in the past, one that is concerned with the same global issues that affect the artist.

After the eras of "imitation" and "ideology", when artists were often commissioned for their work, we have now entered the era of "existential claims", where we, the viewers, are the ones called to respond. Although this began in 1917 when Marcel Duchamp revealed his Fountain (to point out how any "readymade" could become a work of art if placed within the walls of a museum), there are some new examples of (as Danto and Vattimo would probably call them) "transfigurations of our common places" for "existential claims of truth", that is, art that is determined to save us. 

But what here is transfigured and claimed? If listens to Tom Waits' The Road to Peace or watches Alfredo Jaar's Rwanda Project or Daniele Viccari's Diaz: Don’t Clean up this Mess, it is difficult to remain simply (aesthetically) satisfied since they involve us at an existential level. But this is not because they simply narrate the truth of ongoing events (the Palestinian-Israeli conflict, the 1994 Rwanda genocide and the brutal police violence against the 2001 G8 protesters in Genoa) in a more objectivist way than we are accustomed to, but rather because they demand that we take a stance in a process of transformation, which is vital for our future. Rather than points of arrival for consumers' contemplation of beauty, they are points of departure to change the world, a world that needs new interpretations instead of better descriptions. 

While some might consider these works excessively politically correct, it is difficult to ignore their interest in our salvation. But salvation from what? If there is a "transfiguration"(in music, photographs, film) of our "commonplaces" (conflict, genocide, violence) in these three works, it does not come only from the creative energy in the composition but also because these commonplaces have become much too common. If we have become so accustomed to these events that we take them for granted, then art is saving us from discrimination, forgetfulness and annihilation. It should not come as a surprise that Hans Georg Gadamer’s greatest concern was to emphasise how art, just as science, also manifests claims of truth. 

The only difference between them is their requirements: while science will remain satisfied with propositional truths (information regarding the state of things), art demands we enter into dialogue with the work. This is why the German master believed so much in the capacity of hermeneutic philosophy (concerned with the interpretative nature of human beings) to stimulate further interest through interpretation. If "being", that is, our existence, were affected only by propositional truths, not only art would be useless but also the variety of information networks that are the cornerstone of democratic institutions. Waits, Jaar and Viccari call their audiences to respond and also to intervene practically - and this, an involvement in the shocking commonplace atrocities of the world, is necessarily existential.

sábado, 24 de marzo de 2012

Ten years of Gadamer/ Santiago Zabala


Ten years without Gadamer
Santiago Zabala


Tomado de Aljazeera


Hans-Georg Gadamer, one of the greatest philosophers of the 20th century, died ten years ago, at the age of 102. As the last representative of the great German philosophical tradition of Leibniz, Hegel and Husserl, he is remembered all over the world with conferences, publications and tributes. This is a man who not only witnessed the sinking of the Titanic and the terrorist attacks of 9/11, but also wrote one of the last texts that could be considered a classic in the true meaning of the word: Truth and Method. This book, which he published at the age of 60, has been translated into a dozen languages. It outlined a new philosophical position that responded to our time by evading solutions that were hierarchically ordered in an absolute transcendental system: hermeneutics, the philosophy of interpretation.

Gadamer was not simply an academic who managed to attract a number of followers, but a true philosopher whose interlocutors were such distinguished thinkers as Jean Grondin, Gianni Vattimo, Jacques Derrida, Jürgen Habermas and Richard Rorty.

When Gadamer turned 100 on February 11, 2000, my philosophy teacher told me to drop everything to travel to Heidelberg, where the last living German master was being honoured by many of the world's philosophers, intellectuals and politicians, including the president of Germany. It was incredible to see a philosopher who worked together with Paul Natorp, Nicolai Hartmann, Martin Heidegger, Hannah Arendt and Theodore Adorno signing volumes of his complete works and shaking everyone's hand as if they were all friends. But what must we remember about Gadamer today?

As with so many great philosophers, Gadamer was also a convinced traditionalist who believed that one of the unfortunate widespread characteristics of our age is that it has lost touch with the interpretation of the great texts of Western culture. He was convinced that only by re-establishing ties with the classics could humanity save itself from permanent annihilation caused by techno-scientific progress. Although Gadamer never induced anyone to denigrate science, he was concerned with the exaggerated fascination that idolising it engenders - as that which can be methodologically analysed is only a tiny part of our experience. Truly knowing does not simply mean certifying and controlling, but also interpreting and dialoguing, that is, critically engaging with the truths and methods that artificially sustain our beliefs.

Human beings, for Gadamer, are creatures who must continually interpret their world, since they are not neutral, independent or objective observers, but rather existential finite interpreters, always expressing linguistically their relation to the world. If the realm of language was so important for the German master it's because it is impossible for us to know ourselves once and for all; self-understanding is a never-ending process, an activity that must be repeated, a task always still to be performed. Thus Gadamer's most famous dictum: "Being that can be understood is language," was meant primarily to underscore a crucial drawback that still today determines the limitations of many contemporary philosophers: ignorance of the other.

"The soul of hermeneutics," Gadamer always said, "consists in the possibility that the other might be right." This is why the concept of dialogue, that is, the necessity to "understand other people", was so important for him; after all, he lived through a violent century of wars, during which nobody seemed to be listening or recognising others. Probably this is what moved Gadamer in the first place to pursue and develop the hermeneutic tradition, which has always been concerned with the interpretations of others, that is, with pursuing a conversation with our tradition.

In this decade since Gadamer's death, hermeneutics has expanded internationally to the point of becoming not only one of the most respected representatives of continental philosophy, but also the greatest enemy of analytic philosophy, a philosophy fascinated precisely with what the German master feared most: science's unfettered methodological development.

Although analytic philosophy continues to control many philosophical departments in the United States and the United Kingdom by allying itself with private scientific corporations, Gadamer gave us the tools to respond to this technocratic age - by inviting us to respect and learn from others' interpretations of classic texts and authors. Although it is now ten years since Heidelberg gave sanctuary to the father of hermeneutics, hermeneutics keeps him alive by warning us of the political dangers of a technocratic culture and its submission to scientific methods.

viernes, 23 de marzo de 2012

Décimo aniversario de la muerte de Hans-Georg Gadamer (conferencias, Lima)

Conferencias de filosofía

Décimo aniversario del fallecimiento de Hans-Georg Gadamer

Se dictarán en su honor dos conferencias a cargo de los doctores Dick Tonsmann y Víctor Samuel Rivera.

Fecha: Martes 27 de mayo de 2012

Lugar: Auditorio de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, Carlos Bondy 700, Pueblo Libre (Lima)

Hora: 11:00 am

Hans-Georg Gadamer (Marburgo, 11 de febrero de 1900 – Heidelberg 13 de marzo de 2002). Es reconocido como fundador de la hermenéutica filosófica. Su obra más representativa es Verdad y método.

Rudolf Otto (Hannover, 25 de septiembre de 1869, Marburgo, 6 de marzo de 1937). Eminente teólogo alemán y un gran erudito en el estudio comparativo de las religiones. Conocido por su obra de fenomenología religiosa Lo Santo.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

La historicidad como principio de la compresión del Dasein, parte III

La historicidad como principio de la compresión del Dasein, parte III


Ricardo Milla
Pontificia Universidad Católica del Perú


Comprensión y temporalidad

Nos dice Gadamer: “Cuando intentamos comprender un fenómeno histórico desde la distancia histórica que determina nuestra situación hermenéutica en general, nos hallamos siempre bajo los efectos de esta historia efectual.” La historia efectual se alza como una suerte de impulso desde la historicidad de la que participa el hombre. Todo lo que se da en el horizonte de la vida humana está ya afectado por esta historia efectual. Y la conciencia de dicha historia no es otra que la conciencia de la situación hermenéutica, esto es, el lugar de comprensión en que se está.

Gadamer indica que historia efectual es infinita, no se acaba. “Pero esta inacababilidad no es defecto de la reflexión sino que está en la esencia misma del ser histórico que somos. Ser histórico quiere decir no agotarse nunca en el saberse” .

A este estar de la situación hermenéutica le corresponde esencialmente, según Gadamer, el concepto de horizonte. Por horizonte entendemos cualquier campo de visión desde el cual se abarca una determinada porción de espacio desde cierto sitio. El horizonte promete tener la visión abierta para poder juzgar de manera prudente el devenir de las cosas. Así, “la elaboración de la situación hermenéutica significa entonces la obtención del horizonte correcto para las cuestiones que se nos plantean cara a la tradición” .

A decir de Gadamer: “El horizonte es más bien algo en lo que hacemos nuestro camino y que hace el camino con nosotros. El horizonte se desplaza al paso de quien se mueve” . Por lo que, “comprender una tradición requiere sin duda un horizonte histórico” . Y es central para Gadamer esta idea de los horizontes pues “Comprender es siempre el proceso de fusión de estos presuntos “horizontes para sí mismos”” . Y esta fusión tiene parte y acaece en la tradición. En conclusión, “El proyecto de un horizonte histórico es, por lo tanto, una fase o momento en la realización de la comprensión, y no se consolida en la autoenajenación de una conciencia pasada, sino que se recupera en el propio horizonte comprensivo del presente” .

La comprensión es el modo en que el Dasein se conecta con la historia y sus efectos. El ser del Dasein es un ser histórico, si seguimos la línea de Heidegger. El centro mismo de la filosofía o del filosofar se vuelve histórico al ser pensado desde la perspectiva existencial del Dasein. Si el ser del Dasein es histórico, entonces sus demás producciones lo serán. Como indica Heidegger en el §76 de Ser y tiempo, el saber histórico, la historiografía es una producción que parte de la misma capacidad ontológica de la historicidad. De esta manera podríamos ir afirmando que la comprensión tiene un arraigo en la temporalidad o historicidad del hombre y que, por ende, está afectada por las circunstancias en las que está sumergida una existencia humana en particular. La conciencia del Dasein es así porque es histórico . A decir de Gadamer: “El ideal de la comprensión universal histórica es una abstracción errónea que se olvida de la historicidad.” Sin historicidad no hay verdadero pensamiento ni verdadera conciencia. La comprensión sólo puede ser comprendida como una comprensión de la temporalidad. Si seguimos a Gadamer en sus afirmaciones, podemos llegar a pensar que la raíz de la comprensión es la historicidad, que no hay una conciencia ni una comprensión universal o abstracta solamente.

Lo crucial en la argumentación que seguimos es que el ser del Dasein es un ser histórico. Es un ser que es precario y cambiante, no universal ya dado para siempre sin cambios, como lo sería un objeto de la ciencia natural. En el metodologismo, que critica tanto Gadamer y contra el que lucha como una de las tantas herencias de la modernidad, es lo que se trata de esquivar aquí. “La historicidad, es decir, la temporalidad, significa ser en un sentido más originario que el estar ahí dado y que la ciencia natural trata de conocer.” Así, de esta manera es posible comprender que la historia como tal es gracias a la historicidad de la existencia humana, porque ¿qué historia podría existir si no es una historia que nace de la primacía ontológica de la temporeidad humana?

Las diferentes sucesiones históricas dan muestra de cómo la comprensión es temporal. La verdad histórica no acaece en un “continuum” atemporal sino en un acontecimiento único en el tiempo que lo convierte en irrepetible . El sentido de la historia es un sentido de fuerza, fuerza que nace de la comprensión como acontecer de la temporalidad del Dasein. Fuerza y sentido están íntimamente ligados al fenómeno de la comprensión, pues es en él en que acaecen la espacialidad y temporeidad del Dasein.

Umbral

Esto nos lleva a pensar de manera distinta la historia. Como dijimos más arriba, la historia es una historia que nos cubre y nos sobrepasa porque en la raíz de ella está la condición de historicidad. Pero es posible que la historia sea vinculante en la existencia humana porque hay algo llamado tradición, que es la unión de múltiples voces que provienen de un éthos común. Tradición es lenguaje también, pues la tradición se comunica en el entramado de la lingüisticidad. Lingüisticidad y temporalidad son caras de la misma moneda. El lenguaje en la conversación nos sobrepasa, la conversación es el modo propio en que el lenguaje muestra su condición ontológica de existencial. La conversación acontece independientemente a la voluntad del Dasein, como lo es su historia y también la historia en sí misma. “La historia que nos determina y que a la vez requiere de nuestra activa recepción, fija los límites de nuestro contexto hermenéutico efectivo, límites siempre susceptibles de ampliación en la posibilidad de apropiarnos de lo ajeno mediante la comprensión, en la posibilidad de que todo lo ya comprendido pueda ser superado por la apertura de un mejor comprender, en un esfuerzo infinito en el que siempre nos desborda la riqueza de la historia.” En el lenguaje confirmamos la temporalidad del Dasein puesto que vemos en él el cumplimiento del pasado que aún resuena y que se hace efectivo en el presente. Por eso podemos decir junto con Gadamer que “esto significa que la historia es lo que fuimos y lo que somos. Es la dimensión vinculante de nuestro destino.”

lunes, 14 de noviembre de 2011

La hermenéutica de Vattimo - Parte II



La hermenéutica de Vattimo - Parte II


Víctor Samuel Rivera
Ricardo Milla

La referencia fundamental a Gadamer en la interpretación que Vattimo hace de la hermenéutica no puede entenderse fuera de su contexto, en particular, la evolución polémica de las ideas de Gadamer en contraste con sus principales detractores. Una de las propuestas más básicas de la obra central de Gadamer Verdad y método es el cuestionamiento de la concepción de la racionalidad típica de los tiempos modernos. Se puede interpretar como una forma renovada de pugna entre la razón y la tradición. Desde la perspectiva de Gadamer la tradición es anterior a la razón y tiene hegemonía sobre ella. Aunque esta idea posibl

emente pueda rastrearse en los ensayos de Heidegger de la década de 1930, se trata propiamente de un tópico gadameriano. Al menos esta es la perspectiva que tuvo la recepción de la obra de Gadamer durante la década de 1970 y, muy en particular, la recepción que hizo de Verdad y método el conocido miembro de la escuela de Frankfurt Jürgen Habermas. Habermas y Gadamer tuvieron una larga polémica en torno al significado social y filosófico de la propuesta de Verdad y método de hegemonía de la tradición sobre la razón. Sería injusto tomar esta polémica como una mera banalidad. Para Gadamer se trataba de recuperar la legitimidad del mundo cultural o “espiritual” sobre el mundo fundado con el paradigma de las ciencias naturales; era salvar lo “espiritual” del excluyente lenguaje cientificista del positivismo. Habermas, en cambio, veía en la posición de Gadamer una amenaza a la concepción política de la modernidad liberal y un posible residuo de ideologías extemporáneas y anticuadas. El debate entre ambos se había extendido hasta el inicio de la década de 1980. Vattimo pretendió encontrar una solución intermedia haciendo recurso de una distinción conceptual que Heidegger había señalado en su famoso libro Sein und Zeit (1927).

Con el perdón de los especialistas, Heidegger se ocupad del tema de la
tradición de manera particular en los parágrafos 73 y 74 de Ser y tiempo. Independientemente de su contexto nos interesa que Vattimo tomó esta fuente y utilizo el vocabulario de Heidegger para precisar el sentido que debía de darse a la “tradición” entre la polémica de Gadamer y Habermas. Según Vattimo habría que distinguir dos conceptos de tradición en Heidegger: Tradition y Überlieferung. El primero de estos términos se referiría a la tradición en el sentido lato, ordinario, en el cual se opone a la Ilustración o el pensamiento político de la modernidad; esta acepción de tradición sería propia del tradicionalismo. El segundo término tendría la acepción de ser una referencia al pasado en tanto ésta tiene un correlato en la realidad factual. No nos vamos a detener en el obvio carácter problemático de esta afirmación y nos excusamos ante los expertos de Vattimo que han podido entender esta distinción de otra manera. Überlieferung es el pasado de algo que es real en el presente. Vinculando esta idea de pasado con el concepto gadameriano de lo clásico, Überlieferung sería el pasado presente de una producción “espiritual” del mundo de la cultura. Este pasado sería la fuente que de alguna manera, por decirlo en términos nuestros, “pondría lo clásico en su lugar”. Lo que es “clásico” lo es dentro de una cierta tradición cultural que es la que, en términos generales, significa lo clásico y permite que lo clásico signifique para alguien. En Vattimo se subraya la carga histórica y social que tiene la expresión Überlieferung en Sein un Zeit. En un mundo de creaciones culturales presentes y de experiencias históricas, el pasado de este mismo mundo aparece como su referencia y como su verdad.

Cuando Vattimo expone las ideas de Heidegger a propósito de la tradición lo hace pensando en torno a la polémica Habermas-Gadamer. Subraya la tradición como Überlieferung para vincular la idea de tradición con el concepto de libertad o con algunos de sus sucedáneos en el pensamiento de Heidegger, en particular la idea del hombre como un proyecto arrojado a un mundo de posibilidades en las que es incesantemente se ve estimulado a decidir. Así, la Überlieferung se transforma en la realidad de la libertad humana. Con este procedimiento Vattimo intenta incorporar una de las ideas guías más caras al pensamiento de Habermas, que es pensar la racionalidad humana en términos de un camino único de la historia hacia la emancipación. De otro lado, sin embargo, Vattimo no se compromete con la acepción liberal del pensamiento emancipatorio. Creemos que esto puede notarse en la insistencia, tomada de Gadamer y del Heidegger de Ser y tiempo, del carácter irrenunciable del pasado en todo proyecto autentico de realización humana, vale decir, la libertad incluso cuando es pensada como emancipación tiene como trasfondo una interpretación de la historia, incluso habría que decir la interpretación de una historia en particular. Con esto Vattimo le retira al pensamiento ilustrado uno de sus ideales más decisivos que es la idea de la razón humana como “universalidad”. Para Vattimo una característica fundamental de la hermenéutica es la capacidad de renuncia a la universalidad. Es manifiesto, que al menos en este punto, Vattimo entiende la hermenéutica en la misma línea de Gadamer como una polémica con la Ilustración y el carácter obsesivo y unificador del pensamiento científico y positivista.

viernes, 30 de septiembre de 2011

La historicidad como principio de la compresión del Dasein, parte I

La historicidad como principio de la compresión del Dasein
Parte I



Ricardo Milla
Pontificia Universidad Católica del Perú


El trabajo abordará la problemática de la comprensión entendida como un

acontecer propio del ser en tanto se da en un ser que tiene la capacidad de recibirlo e interpretarlo. Este ser será entendido desde la perspectiva heideggeriana del Dasein, teniendo a éste como la existencia del ser humano como ser-en-el-mundo. Ser en el mundo es estar arrojado a una condición ya dada de circunstancias que determinan óntica y ontológicamente a la existencia humana. Además se profundizará en cómo este acontecer de la comprensión sólo se entiende bien cuando el Dasein es puesto como un ser en el tiempo y que pertenece a una historia que lo sobrepasa y que podríamos entender como tradición e historia efectual, para lo cual nos valdremos de elementos propios de la hermenéutica filosófica de Hans-George Gadamer. Abordaremos, por lo tanto, la temporalidad como elemento fundante en la comprensión que tiene el Dasein del mundo.

Lo que se tratará de analizar es qué es la temporalidad y

de cómo es indispensable para pensar la comprensión. Si se tiene al Dasein como un ser arrojado en el mundo, esto significa estar en una condición ya dada, con una historia que lo precede y de que es parte, entonces se podría entender que el Dasein no tiene una conciencia independiente a los avatares del devenir del tiempo, lo que convierte a su conciencia en una conciencia histórica antes de una atemporal o eterna, como lo hubiese creído la metafísica tradicional. Así, el comprender se impregna de tiempo. No existiría algo así como ideas eternas que serían captadas por una conciencia inmaculada. La conciencia es más bien una conciencia teñida por la tradición que le precede ontológicamente al Dasein y de la que él es parte. Entendemos por tradición a las múltiples voces que conforman un determinado ethos de una comunidad. De esta manera, historia y tradición marcan profundamente el devenir del Dasein en su estar en el mundo.

Vamos a entender aquí por historia no la historia simplemente narrada como hechos pasados, sino que es una instancia en que se despliega la cultura del Dasein y es ella la que lo contiene antes que él la manipule. La historia es, pues, según la perspectiva hermenéutica, algo que envuelve al hombre.

La comprensión como modo de ser del Dasein

El Dasein es un ser arrojado en el mundo, como indica
Heidegger en su célebre obra Ser y tiempo. Esta condición es una condición ontológica, es decir, que atañe a lo más profundo de su ser. El Dasein, el existir humano, no está desligado del mundo, pues sólo el hombre es capaz de tener mundo. La complejidad de vida y existencia del Dasein es lo que le permite esta tenencia de mundo, a diferencia del animal que carece de mundo o de las cosas como tales que tampoco tienen mundo. El mundo es entendido, pues, como la instancia que se hace habitable el ser humano. En este mundo el Dasein experimenta una gama de sensaciones, lo que llamamos experiencias. Dentro de los frutos de estas experiencias hay una en particular que llama la atención: la comprensión. La comprensión es un existencial del Dasein, esto es, es una conditio sine qua non para su condición de Dasein. Un existencial atañe a lo que es ontológico a diferencia de un existensivo que tiene que ver con lo óntico . Así, comprensión es un modo de ser del Dasein en tanto su estar en el mundo.

Parte de este estar en el mundo del Dasein es su condición de cuidado . Sorge se dice en alemán, que se puede traducir también por cura. La cura, como cuando alguien tiene a cuidado obras de arte, es la capacidad del Dasein de conservar lo que le es dado en su condición de arrojado. A este cuidado se le suma el poder-ser. El Dasein, como ser para la muerte, es decir, un ser que tiene un “término”, encuentra en su estado de arrojado que tiene posibilidades, posibilidades in se y posibilidades con los demás entes. El cuidado y el poder-ser facultan al Dasein su carácter ontológico de la comprensión. Sin cuidado no hay comprensión ni tampoco poder-ser. La comprensión es una posibilidad abierta del Dasein y es la apertura que tiene éste para con su mundo. “Para Heidegger comprender es sinónimo de iluminación no referida a objetos concretos sino al mundo en su totalidad; comprender no se relaciona para él con apropiación alguna de contenidos particulares sino con las posibilidades de realización de la existencia, con las posibilidades que tiene el ser-ahí de comportarse en el mundo: por eso el comprender la aperturidad de todo lo que encontramos.”

El comprender del Dasein, además, esta signado por algo que Heidegger llamó el círculo hermenéutico. El círculo de la comprensión es uno del todo y las partes que no se anula a sí mismo sino que llega a su plenitud cuando ha llegado a la interpretación. Si bien no lo menciona Gadamer, los pasos del círculo es ir de la precomprensión a la comprensión para terminar en la interpretación. El punto de partida no es el mismo que el de llegada, con la variable que la experiencia de andar por el círculo ha cambiado el tono del final haciendo que algo nuevo acontezca. En palabras de Gadamer: “describe la comprensión como la interpretación del movimiento de la tradición” . Se participa de la tradición que nos determina de una manera tal que se mezcla con nuestra comprensión de lo real. “El círculo de la comprensión no es en este sentido un círculo “metodológico” sino que describe un momento estructural ontológico de la comprensión” . Este círculo hermenéutico es la forma en que se da la comprensión y es el modo propio en que el Dasein se encuentra con su mundo en su condición de yecto.

martes, 21 de septiembre de 2010

Hans-Georg Gadamer. El último dios. la lección del siglo XX. Un diálogo filosófico con Riccardo Dottori

Gadamer on Heidegger from Norm Friesen on Vimeo.


Recomendados de La Coalición
Hans-Georg Gadamer

El último dios. La lección del siglo XX. Un diálogo filosófico con Riccardo Dottori,
Traducción de José Luis Iturrate Vea

Barcelona, Anthropos, Coedición con UAM/Cuajimalpa (México), 173 pp.

ISBN 978-84-7658-958-8



¿Qué sigue siendo válido aún dentro de la tradición filosófica y cultural de Occidente, y concretamente de su invención más característica, la metafísica, tras los diversos intentos de destruirla realizados por filósofos como Heidegger y Wittgenstein? El siglo xx parece haberse concluido con una opinión negativa respecto a la cuestión del ser que ha arrastrado consigo toda cuestión planteada por la cultura occidental, desde el significado de la vida hasta el misterio de la muerte. Gadamer, entrevistado por Riccardo Dottori, habla sobre la filosofía de la finitud y sobre la importancia del Otro, sobre la relación entre ética y política y entre ética y retórica, sobre la filosofía contemporánea y sus principales exponentes, sobre la religión, sobre las varias expresiones del autoritarismo, sobre el antisemitismo y sobre el futuro de la filosofía. El camino que Gadamer nos indica es el de la práctica hermenéutica como lectura del mundo: el sentido de la realidad del trabajo, la tolerancia, la solidaridad, la duda y la prudencia al formular juicios pueden ser para el hombre los caminos de la salvación en esta tierra. De la crisis de la metafísica, de la muerte del Dios nietzscheano, nace la idea heideggeriana de un «último dios», nuevo recorrido de la humanidad, nueva interpretación totalmente humana de lo trascendente sobre la que Gadamer invita al lector a reflexionar.

sábado, 20 de marzo de 2010

Domandare con Gadamer (Università di Bolonia)



DOMANDARE CON GADAMER
CINQUANT’ANNI DI VERITÀ E METODO
23-24 APRILE 2010
SALA ROSSA DELLA SCUOLA SUPERIORE DI STUDI UMANISTICI
VIA MARSALA, 26 – BOLOGNA



Venerdì 23 aprile
9:00
Apertura lavori e presentazione del convegno
Intervengono:
Ivano Dionigi, Magnifico Rettore dell’Università di Bologna
Carla Giovannini, Preside della Facoltà di Lettere e Filosofia
Alberto Burgio, Direttore del Dipartimento di Filosofia
Carlo Gentili, Professore di Estetica
SESSIONE MATTUTINA
Presiede Carlo Gentili
9:30
Giuliana Gregorio (Università di Messina)
Il concetto di vita nel pensiero gadameriano
10:15
Stefano Marino (Università di Bologna)
Seconda natura e linguaggio. Gadamer, McDowell e l’antropologia filosofica
11:00
Pausa
11:30
Mariannina Failla (Università di Roma 3)
Gadamer: fenomenologia del linguaggio
12:15
Discussione
13:00
Pranzo
SESSIONE POMERIDIANA
Presiede Mariannina Failla
15:00
Giovanni Matteucci (Università di Bologna)
Gadamer e la questione dell’immagine
15:45
Carlo Gentili (Università di Bologna)
HansGeorg
Gadamer: per un’ermeneutica del tragico
16:30
Pausa
17:00
Francisco Arenas Dolz (Universitat de València)
Sulla conoscenza retorica. Gadamer tra filologia ed ermeneutica
17:45
Discussione



Sabato 24 aprile

SESSIONE MATTUTINA
Presiede Giuliana Gregorio
9:00
Dietmar Koch (Eberhard Karls Universität Tübingen)
Sulla dimensione del divino nel pensiero dell’evento di Martin Heidegger.
Una replica alle considerazioni di HansGeorg
Gadamer
9:45
Rosa Marafioti (Università di Messina)
Gadamer e Hegel: la ripresa dialogica della dialettica
10:30
Pausa
11:00
Annamaria Contini (Università di Modena‐Reggio Emilia)
Gadamer, Ricoeur e il problema del metodo
11:45
Francesco Cattaneo (Università di Bologna)
Esperienza della libertà, libertà dell’esperienza
12:30
Discussione

Organizzatori:
Francesco Cattaneo (http://www.blogger.com/cattaneofranz@gmail.com)
Stefano Marino (http://www.blogger.com/stefano.marino4@unibo.it)
Consulenza organizzativa:
Silvia Rodolosi (http://www.blogger.com/silvia.rodolosi@unibo.it)

Coalición Global

Visitantes

Colaboradores de La Coalición. Con diversidad de enfoques y posiciones

  • Carlos Pairetti - Universidad del Rosario
  • Daniel Mariano Leiro - Universidad de Buenos Aires
  • David Villena - UNMSM
  • Davide de Palma - Università di Bari
  • Dick Tonsmann - FTPCL y UNMSM
  • Eduardo Hernando Nieto - Pontificia Universidad Católica del Perú
  • Enmanuel Taub - Conicet/Argentina
  • Gianni Vattimo - Universidad de Turín
  • Gilles Guigues - Université de Provence
  • Hernán Borisonik - Sao Paulo
  • Ildefonso Murillo - Universidad Pontificia de Salamanca
  • Jack Watkins - University of Notre Dame
  • Jimmy Hernandez Marcelo - Facultad de Teologia Pontificia y Civil de Lima
  • Juan Villamón Pro - Universidad Ricardo Palma
  • Lucia Pinto - Universidad de Buenos Aires
  • Luis Fernando Fernández - Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín
  • Martín Santiváñez - Universidad de Navarra
  • Piero Venturelli - Bolonia
  • Raffaela Giovagnoli - Università di Roma Tor Vergata
  • Ramiro Pablo Álvarez - Córdoba, Argentina
  • Raúl Haro - Universidad de Lima
  • Santiago Zabala - Universidad de Columbia
  • Víctor Samuel Rivera - Universidad Nacional Federico Villareal
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