Homenaje a Vattimo por su 79 aniversario
Dios como posibilidad buena.
La experiencia humana de Dios en Gianni Vattimo
(III parte y última)
Carlos Pairetti
Universidad del Rosario
La interpretación ético-política de la kénosis

“De
nuevo hay que referirse al paralelismo entre teología de la secularización y
ontología del debilitamiento (…). La relación de la filosofía con la teología
cristiana se reconoce en el marco de una secularización que, de algún modo,
prevé precisamente una transcripción filosófica, de este tipo, del mensaje
bíblico”.[1]

“En
la medida en que, como me parece, se ha verificado esto, el hecho de que la
cultura europea de la modernidad tardía haya ‘descubierto’ la productividad de
la interpretación (…), es un efecto de la interpretación que esta cultura ha
hecho del mensaje cristiano y es, inseparablemente, un efecto también, y, por
supuesto, el efecto salvífico del acontecimiento cristiano”.[7]

“Hermenéuticamente
ya no es posible establecer una diferencia entre hechos e interpretaciones,
entre cosas en sí y cosa quoad nos, en función del debilitamiento del
ser y del principio de realidad proveniente del Cristianismo y de su principio
de la kénosis”.[9]

“…más
bien como la mirada de Jesús al joven rico: ‘Jesús mirándolo, lo amó’.
Corresponder a la mirada del amor no es un imperativo ‘fundado’ sobre
evidencias: es praxis, compromiso, elección de corresponder a una llamada que
nos habla como una voz que no podemos callar sin renunciar a ser nosotros
mismos”.[12]
A esta luz ─de la caridad entendida como una acción, como praxis─ se hace patente que
la progresiva disolución obrada por la secularización es la esencia misma del
cristianismo. Y tal experiencia de la caridad
desemboca en una compleja relación circular entre herencia cristiana, ontología
débil y ética de la no-violencia.[13] En
efecto, en el horizonte impreciso e inestable de esa circularidad, desemboca
todo aquello que ha sido sometido a la distorsión verwindung, principalmente, la metafísica concepción de Dios,
pensado como el omnipotente, lo absoluto, lo trascendente ─en lenguaje
medieval─ el ipsum ese subsistens, para
dar como resultado lo siguiente: una más intensa relación de caridad entre Dios
y la humanidad y, en consecuencia, de los hombres entre sí.
Teniendo en cuenta lo desarrollado,
pienso que lo esencial, aquí, consiste en ver que para Vattimo, el punto de
partida de toda reflexión acerca de Dios y de su relación con lo humano, que
pretenda ser sincera, seria, no puede elaborarse allende del hecho
incontestable ─aún a riesgo de encerrar esto en límites estrechos─ de nuestra
pertenencia a una “civilización del libro”. Esta afirmación pone de manifiesto
una identificación tal entre Occidente y cristianismo que lleva al autor a
preguntarse con Benedetto Croce: ¿Por qué no podemos dejar de llamarnos
cristianos? Si bien es cierto que esta asimilación entre Occidente y
cristianismo es problemática, en el sentido en que no pueden señalarse
fronteras precisas, delimitaciones claras entre ambas, no obstante, como lo
sabemos, lo ético, lo político y muchas otras esferas de la realidad, en su
intrínseca configuración, son el resultado de la apuntada influencia. Y, es precisamente
por esa razón, que toda auténtica reflexión filosófico-teológica se cultiva en
el marco de esta mutua interrelación. Pero, ante todo, lo que cuenta en este
punto es ─para decirlo con Paul Ricoeur─ el juego de interpretaciones. A este
respecto Candelero señala en sus consideraciones finales que: para los
posmodernos sólo hay interpretaciones, que todas las afirmaciones lo son, y que
no hay por qué violentarse y ser violento por ellas. A lo que agrega el autor: todo
esto oculta otros modos-de-ser las cosas.[14] Pues
bien, a mi juicio, es cierto que en el mundo no hay sólo cosas-interpretables,
pero sucede que si tomamos en serio nuestra proveniencia de la cultura del
libro, al texto sagrado me refiero, es la propia Iglesia la que ostenta no sólo
la interpretación, sino también, la intención hegemónica. Pensemos, por ejemplo,
en las implicancias del Concilio ecuménico de Trento (1545-1563) en el que,
entre otras cosas de cabal importancia, se decidió acerca del carácter
inspirado de los textos sagrados, en virtud de lo cual el canon de la Biblia
quedo definitivamente cerrado. En efecto, si de ocultar los otros modos- de-ser-de las cosas se trata, sobre
todo, cuanto a Dios y a su particular vínculo con lo humano se refiere, es la propia
Iglesia la que debe comparecer ante esta imputación, en la medida en que se
autodenomina así misma custodia de la auténtica y verdadera interpretación de
la Escritura. De allí la no arbitrariedad del título de la Encíclica, por
nombrar una, del papa Alejandro IX: Ecclesia
Mater et Magistra. Es frente a todo esto que, el enfoque ético-político defendido por Vattimo, articulado
en torno al evento kenótico y la caridad, adquiere su más pleno sentido. Reforzando
lo que acabo de aseverar, una inversión que Vattimo realiza de un lema latino atribuido
a Aristóteles, expresa con especial contundencia lo que venimos sosteniendo
acerca de la disolución de la metafísica de la presencia como modo de
interpretar el mensaje de salvación en la Iglesia, al tiempo que evidencia un
tránsito de la veritas a la caritas operado por la secularización: amicus Plato sed magis amica veritas (amigo
de Platón, pero más amigo de la verdad), cuyo sentido en perspectiva kenótica sería: “amigo de la verdad, pero más amigo de Platón…” ¿Será este el punto
de confluencia más logrado entre historia
de la salvación e historia de la
interpretación, el que nos permita morigerar la violencia como
silenciamiento del cuestionar, en el que, de una vez por todas, podamos acceder
a una experiencia kenótica de Dios,
más humana quizás, con lo paradojal que pueda sonar esta aspiración…?

[3] Giorgio,
Giovanni. Il pensiero di Gianni Vattimo.
Milán: Franco Angeli, 2006, p. 24. La traducción es nuestra.
[5] Véase
Pairetti, Carlos. Introducción al
pensamiento de Gianni Vattimo: nihilismo y hermenéutica. Córdoba: EDUCC,
2009, p.51.
[6] Ob. cit. Vattimo, Gianni-Dotolo,
Carmelo. Dio: la posibilità buona. Un colloquio sulla soglia tra filosofia e teología.,
p.77. La traducción es nuestra. Según Vattimo, cuando la teología y la filosofía dejan de
comunicarse de manera continua se corre el riesgo ─como sucede en Italia─ que los curas dedicados
a la teología se encuentren de un lado, en un recinto puramente dogmático, y,
el resto de ellos, en otro.
[7] Vattimo,
Gianni. Después de la cristiandad: por un
cristianismo no religioso. Buenos Aires: Paidós, 2004, p. 81.
[12] Op. cit. Pairetti, Carlos. Introducción
al pensamiento de Gianni Vattimo: nihilismo y hermenéutica. p. 12.
[14] Véase Op.cit. Candelero, Neldo. Ciencia,
Arte, Religión. Observaciones filosóficas 3. “Rorty-Vattimo. Acerca de lo religioso”.
pp. 13-14.
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