Daniel Mariano Leiro
Universidad de Buenos Aires
Surgido en medio de una
acalorada polémica contra las fuerzas de la restauración del realismo que
domina buena parte de las discusiones de la filosofía contemporánea, el libro
que comentamos ofrece una visión más unitaria y acabada de la evolución del
pensamiento del filósofo italiano desde la aparición en el año 1994 de los
ensayos reunidos en el volumen Más allá
de la interpretación. Efectivamente, después de las lecciones de Bologna
que dieron origen a la publicación de este libro, De la Realidad permite reconstruir
el trayecto que ha seguido la reflexión del filósofo de Turín desde los años 90
hasta la actualidad. Ese camino muestra entre sus hitos fundamentales las
lecciones que nuestro autor fue invitado a ofrecer en la cátedra “Cardenal Mercier” del Instituto Superior de
filosofía de Lovaina, las cuales fueron pronunciadas en 1998. Veinte años más
tarde de aquel acontecimiento, el itinerario intelectual que describimos llega
hasta las prestigiosas Gifford Lectures
que Vattimo tuvo el honor de impartir en la ciudad de Glasgow en el año 2010.

Lo cierto es que en esos
trabajos que aquí citamos y tal vez más que en otros reunidos en el libro, se
puede apreciar con claridad el rumbo que ha seguido el pensamiento de Vattimo
en los últimos años. En particular apreciamos la fuerte motivación política que
está detrás de esa reflexión. En algún sentido no sería desatinado sostener que
el autor ha regresado a un camino transitado en su juventud. Aunque después de
su aguda crítica a la metafísica que se ha extendido también a la dialéctica
hegeliano-marxista, es cierto que este camino es ahora recorrido por el
filósofo de Turín desde una perspectiva diferente. Pero, por muy extraño pueda
parecer ese camino conduce hasta Marx profundizando en Heidegger.
Ya en la introducción de un libro anterior, Adiós
a la verdad, Vattimo trataba
de mostrar la filiación de su hermenéutica nihilista con el pensamiento
dialéctico hegeliano-marxista. Según el filósofo de Turín, la hermenéutica
heideggeriana tal como él considera que ésta última debe ser entendida, hereda
y consuma la vocación de emancipación del pensamiento dialéctico en disolución
de la segunda mitad del siglo XX. Este pensamiento dialéctico no había sido
capaz de concretar sus propias aspiraciones de libertad y emancipación, porque seguía
atado todavía a un concepto de verdad que no había logrado abandonar por
completo la violencia de la metafísica. En el pensamiento heideggeriano, en cambio, -sostiene Vattimo- encontramos un grado de
radicalidad que el espíritu de emancipación del pensamiento dialéctico en
disolución nunca tuvo. Esto se debe a que Heidegger ha logrado concebir la idea
de praxis más radical de lo que lo había hecho la tradición del pensamiento dialéctico
hasta Sartre. La razón que explica este hecho es que con su manera de pensar el
evento del Ser, el filósofo de Meßkirch
ha conseguido liberarse de la violencia que arrastraba consigo el ideal objetivista
de la verdad. En efecto, Heidegger no desarrolla su concepción del Ser como Ereignis que exige pensarlo como
libertad, novedad, proyecto, apoyándose en un conocimiento teórico que conduce
finalmente a la imposición de una verdad objetiva como algo indiscutible. Como
se ha mencionado, el filósofo de Meßkirch
no llega al concepto de Eregnis
basándose en una descripción del Ser más verdadera que aquella que se había
dado a lo largo de la historia de la metafísica. Los motivos que impulsaron a
desarrollar su concepción del Ereignis
son más bien de carácter ético-político (práctico). En términos generales, esos
motivos eran también compartidos por las vanguardias artísticas y filosóficas
de comienzos del siglo XX. Pero el pensador alemán ha sabido darle una mayor
radicalidad a este rechazo generalizado que al menos una parte de la
sensibilidad de la época experimentaba.

De este modo llegamos al
punto que consideramos más interesante y también más problemático del último
Vattimo. Nos referimos a su esfuerzo por desarrollar una hermenéutica de la
escucha de la actualidad. Se trata por cierto de un arriesgado esfuerzo teórico
que todavía parece ser incipiente. No obstante, la motivación política de este
arriesgado esfuerzo teórico aspira a darle la palabra a aquellos a los que el
poder siempre ha intentado mantener en silencio. Sostiene el filósofo de Turín,
que tal vez escuchando ese silencio se podría volver a producir un auténtico
acontecimiento del Ser que hoy está ausente en nuestro mundo.
En la justificación de esta
decisión Vattimo vuelve sobre el ejemplo del repudiable apoyo de Heidegger al
régimen Nazi en 1933. Así concluye que su elección es tan finita como la de
aquel y se da cuenta de que con ella se corre el riesgo inevitable de
equivocarse en grande del cual hablaba el filósofo de la Selva Negra. Pero nuestro
autor acepta, de todos modos, correr ese riesgo porque se dispone a escuchar a
una llamada diferente de la historia. Pero al hacerlo en el fondo el filósofo
de Turín prende mantenerse fiel a lo fundamental de la llamada que Heidegger
creyó escuchar cuando se disponía a dar una respuesta a la época del dominio
tecno-científico consumado. Para Vattimo esa llamada de la actualidad a la cual
la filosofía debe esforzarse por responder lleva a asumir un compromiso
concreto con aquellos que menos tienen. En esta decisión el filósofo de Turín
encuentra una razón “ontológica” adicional. Podemos decir que el descubrimiento
de esta justificación llega una vez que se logra comprender que el acontecer
del Ser está directamente relacionado con el destino de los más desfavorecidos
de la sociedad. Efectivamente, los más desfavorecidos son también aquellos que
están más abiertos a proyectar, porque la contingencia de su propia existencia
arrojada, los coloca en una orientación lanzada hacia el futuro. Es por eso que
el filósofo italiano encuentra que en la esperanza de los que menos tienen
reside el futuro de un Ser que puede solamente ser recordado como libertad y
proyecto. Ahora bien, asumir este compromiso histórico exige implicarse en un
conflicto con las fuerza del orden que impiden que pueda suceder un nuevo
Evento del Ser.
En la argumentación que
conduce hasta este punto, Vattimo, retoma aquella extraordinaria sugerencia que
Heidegger dejó inconclusa en Der Ursprung
des Kunstwerkes en la cual contemplaba la posibilidad de que el anuncio del
Ser pudiera ser escuchado en eventos históricos menos “originarios” que las
palabras de los grandes poetas como Anaximandro. Así siguiendo este inacabado
proyecto heideggeriano, el filósofo de Turín se propone rescatar la importancia
de la reflexión sobre el alcance ontológico del arte porque considera que en
ella podemos encontrar un lugar de privilegio para pensar en las condiciones
que son necesarias para el nacimiento de una nueva época de un Ser.
Precisamente aquellas condiciones históricas que debe darse para que pueda
acontecer un Ser que es pensado como libertad, novedad y proyecto. Como
anticipamos, este acontecimi
Si dejamos de lado parte de
la carga simbólica que caracteriza al discurso heideggeriano en ese texto sobre
el arte, nos encontramos con que el conflicto al cual se hace referencia,
podría quedar condensado en la siguiente contraposición. Por un lado, la
tendencia representada por el Mundo es aquella que busca la estabilidad, el
mantenimiento de un horizonte articulado. Por otro lado, la fuerza contraria -simbolizada
por la Tierra-, remite a esa inagotable reserva de ulteriores sentidos que
constituye un halo oscuro del cual proviene el impulso a proyectar, a cambiar,
a devenir otro. Ahora bien, esa imposibilidad de detener el impulso movilizador
del cambio, la imposibilidad de encerrar definitivamente en un orden
establecido y controlado, la irrefrenable fuerza de la Tierra que se encuentra
paradigmáticamente a la base de la fuerza inaugural de la obra de arte
auténtica, podría acaso servir para explicar lo que sucede con la dominación en
el mundo actual. Efectivamente, podríamos imaginar tomando este esquema que se
ha venido desarrollando, que lo que parece haberse detenido o perdido fuerza en
la sociedad actual es la conflictividad necesaria para que el Ser pueda
acontecer.
Para decirlo con el lenguaje todavía simbólico de Der Ursprung des Kunstwerkes, parece
como si la tendencia “estructurante” del Mundo se hubiera impuesto y aplastado fatalmente
a la fuerza “disolutiva” de la Tierra. Lo que ha originado este sometimiento de
uno de los contendientes de esa lucha abierta no ha sido otra cosa que la
desaparición del conflicto mismo. Junto con él se extingue también la libertad de
la existencia humana que hace posible el acontecimiento histórico del Ser. Justamente
esta posibilidad de que pueda suceder algo distinto a lo acontecido hasta ahora
en la historia del Ser, parece haber sido clausurada en las últimas décadas de
globalización económica. Allí la metafísica adopta la forma del accionar más
elusivo de las fuerzas de la neutralización, haciendo una apología de la
violencia. Es ese dominio que se esconde bajo la máscara de la racionalidad
económica y de la ciencia-técnica vistas como únicas esperanzas de “paz” y de
“progreso”, lo que, según Vattimo, estamos históricamente llamados a rechazar
con urgencia. Esa decisión llevará a tomar partido en un conflicto contra las
fuerzas retardatarias del orden. Un orden que, como el libro que comentamos nos
enseña, apela para su auto-justificación a los tantos discursos metafísicos que
hoy renacen con fuerza, abogando por la existencia de una Realidad
independiente, única e inmodificable que, desde arriba, se busca imponer a los
demás como un poder incontestable.
0 comentarios:
Publicar un comentario