jueves, 28 de abril de 2011

La historia de los vencidos/ Historia hegemónica en el límite de la empatía


La historia de los vencidos

Historia hegemónica en el límite de la empatía


Víctor Samuel Rivera
Sociedad Peruana de Filosofía

Hace tiempo no redactaba un post filosófico.



Es un dogma del estudio del pensamiento histórico-político que todos los contextos políticos se hallan tejidos alrededor de una historia hegemónica. Es la historia principal, la que resulta, frente a los materiales del estudio histórico social, la fuente más básica de significado de todos los relatos. Este dogma procede, para citar en otro contexto una metáfora de Juan Donoso Cortés, como la atmósfera en relación a la naturaleza. En relación con el trabajo de los investigadores y las expectativas de los lectores, la historia hegemónica procede como un agente que nunca interviene, si no es cuando tiene que asfixiar. Deja respirar, o no lo deja. La historia hegemónica resulta así imperiosa, tanto para el investigador como para los destinatarios. Existe para exigir de lo que rodea. El investigador debe rendir cuentas a un sentido establecido; el lector, buscar la realización de ese sentido en la fuente autorizada. Este dogma se halla expresado en una tradición que atraviesa el pensamiento de la historia de todo el siglo XX., desde Walter Benjamin y Arnold Gehlen hasta Gianni Vattimo y Tzevan Todorov. En esta tradición la historia general, que es la portadora del sentido, se llama la “historia de los vencedores”. Como atmósfera, la historia hegemónica resulta ser una esencia mandatoria; se realiza como el libreto de una actuación que los escritores y lectores de la historia deben realizar al comprender lo que investigan y leen.

La expresión “historia de los vencedores” dice bastante de sí misma, de su significado metafísico. Es una definición metafísica de la atmósfera de interpretación. Sugiere un panorama en el que hay o hubo alguna vez vencedores y vencidos. En realidad, la historia de los vencedores asume a los vencidos como un riesgo. Esto es tanto mayor cuanto menor es en la posibilidad social de su retorno. Se trata de un presupuesto algo absurdo, pues busca protegerse más de lo que es más improbable que se produce nuevamente. Por lo general, los vencidos no tienen chance alguna de volver. De volver socialmente, como realmente los mismos. Mientras más lamentable sea el pasado social de los vencidos es menor la posibilidad de su regreso y, por lo mismo, es más inútil la idea de tener protección contra él. Nunca el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán ha sido tan malo como para los historiadores de hoy. Es un signo cierto de que nunca va a regresar. Hoy todos los nacional socialistas de la realidad han muerto. El retorno, sin embargo, es siempre posible, aunque de manera análoga. Cuando se representa el peligro en un actor social, se reproduce en él los rasgos más improbables, que son interpretados sobre la base de la historia hegemónica.


La historia hegemónica misma supone que los vencidos pueden volver. Es por eso que mismo que los vencedores deben reactualizar su triunfo, deben ganar de nuevo en la comprensión de la historia. Esto nos indica que la comprensión presente del pasado debe orientarse a la experiencia del triunfo de los que han triunfado. Adquiere el carácter efectivo del triunfo y se convierte en su consecuencia. Pero la idea de que hay vencedores, que impele a realizar su triunfo en la comprensión, remite el sentido a una fuente no histórica. Esta fuente es fundante, en el sentido filosófico de que es la inauguración de la historia, si fiat. Remite a una experiencia fundante en que tiene su inicio el sentido del triunfo. Este carácter fundante del conflicto puede ser pensado. Pero al hacerlo es necesario renunciar, suspender, cancelar un momento el rasgo de obligatoriedad de la atmósfera de la historia hegemónica. Debemos hacer un esfuerzo moral que sea la secularización –por así decirlo- del imperio moral del triunfo. En ese sentido, el pensar fundante de la historia parte de la historia hegemónica, pero envía al pensamiento de la ausencia de la hegemonía. Y entonces, insensiblemente, el pensar hegemónico se remite más allá del bien y del mal. Cuando eso sucede, el dogma de la historia hegemónica se ha desvanecido, aunque el costo de eso sea que los valores históricos se han desvanecido con él. Pero se trata de una apariencia solamente.


El dogma de la historia hegemónica remite al momento fundante. Ese momento es un conflicto. El dogma expresa una realidad histórico social, cuyo sentido expresa. El pensar del carácter fundante de la fuente no histórica nos remite también a expresar un conflicto histórico social, pero éste es anterior al dogma y, por ello, su presencia hace discutible el dogma. Pero sólo hay carácter fundante y conflicto cuando los vencedores y los vencidos se invisten de un cierto prestigio. Un cierto prestigio que es posible si ambos son pares en algún sentido. Esta paridad histórica puede ser reconocida en el momento fundante cuando se observa que vencedores y vencidos, en el momento fundante, eran enemigos. Los enemigos pueden acordar pactos, hacer treguas, esgrimir razones; también pueden exterminarse mutuamente. Para ambos la muerte ocupa la razón de ser que en la historia hegemónica tiene el triunfo. No sólo es la muerte del enemigo, sino la propia, pues el enemigo está permitido de matarnos. Cada enemigo tiene un poder gravitante para el otro, y entonces ambos reconocen sus limitaciones y se temen. Pensar la historia antes del dogma es aceptar que ambos, los vencedores y los vencidos, alguna vez, no eran las contrapartidas de la historia hegemónica actual, sino eran actores sociales que disputaban la lealtad del discurso sobre la historia de la que uno y otro eran partícipes y agentes, intérpretes y gestores. Si la vista retrocede desde la historia hegemónica hasta su origen y tiene allí la pretensión de pensarlo, el vencedor y el vencido sólo pueden ser interpretados no hegemónicamente si a cada uno se le adjudica la característica de su poder ser gravitante. Es manifiesto que esto es más verdadero si se le aplica al vencido.


Detrás de cada historia hegemónica, que es también historia buscada e historia deseada, hay un gran conflicto cuya esencia y cuyo destino ha sido ocultado por el discurso de la hegemonía. El pensamiento histórico que se interesa por el origen del triunfo, por su esencia metafísica, debe alojarse en su carácter fundante, que se halla en el conflicto originario. Para esto el vencido debe recuperar su carácter de enemistad. Pero la verdad del conflicto sólo es posible realizando esa reinvestidura estrictamente más allá del bien y del mal, en la medida humana en que eso es posible. El vencido-enemigo debe recuperar en el discurso el prestigio y la dignidad de los enemigos efectivos en el mundo histórico-social. El vencido debe ser capaz de argumentar persuasivamente. Debe mostrar, por así decirlo, sus argumentos más interesantes. La historia se hace entonces historia del conflicto. Y el conflicto sólo es posible si el agente del pasado es digno. Y es digno sólo si es racional. Y es racional sólo si sus argumentos pueden ser aceptados como argumentos dignos, es decir, como argumentos serios, a los que se debe rebatir. Los mejores argumentos del vencido se reconocen porque ponen en riesgo el mundo histórico social del vencedor. Mientras más difíciles y sofisticados sean los argumentos de los vencidos-enemigos tanto más edificado sale el que comprende sus intereses. Pero de esta manera, insensiblemente, cuando la historia mira la conflictividad de la cual ha surgido la historia hegemónica no observa una situación limítrofe de desorden, sino que se encuentra en un orden diverso del de la historia hegemónica, a la vez paralelo y verdadero. El conflicto originario se revela como un horizonte de racionalidad. El discurso del vencido se rehabilita, se hace interesante y es objeto legítimo de respeto y admiración.

La historia hegemónica remite a su origen en el conflicto. Y al investigador y al lector, que son los actores de la comprensión de la historia, los fuerza una nueva atmósfera, la atmósfera de la racionalidad del vencido-enemigo. A diferencia del discurso de la historia hegemónica, el discurso del vencido no cumple las expectativas del lector, que es reconocer sus patrones morales en el pasado, lo cual incluye el despojo de la dignidad moral y racional del vencido. El lector lee desasosegado unas posibilidades que a él mismo le parecen racionales y justificadas. Y si no se lo parecen, comprende que la nueva atmósfera es mandataria, y lo fuerza. Lo que vale para el lector vale aún más para el investigador. Éste, en la atmósfera de la recuperación de la conflictividad, se ve obligado, en este marco, a renunciar al carácter moral del mundo histórico social al que efectivamente pertenece. Entonces debe (tiene que) admitir errores respecto de sí mismo; debe sospechar del dogma de la historia hegemónica y hacerlo, además, moralmente. Comprende que en ello le va la vida. El enemigo puede reclamarle ahora con justicia, pues el enemigo, de ser un actor en una historia pasada, ha pasado a ser un agente real y eficiente, que opera no fuera, sino dentro de la propia comprensión de la historia del investigador. El límite de esta actitud es hacer de la comprensión del conflicto, y en el conflicto, del vencido-enemigo, una actividad empática. Ese límite es deseable, es decir, tiene la característica de que porta consigo la atmósfera propia de lo anhelado. Esto se debe a que en este límite señalado por la empatía el enemigo, que puede en el extremo reclamar la vida de su enemigo propio, es capaz de negociar, llegar a un entendimiento y realizarse en acuerdos parciales o concesiones razonables. Una actitud hostil no es buena consejera en política y anula toda capacidad de negociación. Comprender la historia del vencido así termina para el investigador y el lector en una actuación del pasado que recupera el sentido porque recupera el carácter genuinamente conflictivo del vencido-enemigo de la historia hegemónica.

lunes, 25 de abril de 2011

Congreso anual del History of Political and Social Concepts Group / Calling for papers (Buenos Aires)




(HPSCG),

Instability and Change of Concepts - Semantic Displacements, Translations, Ambiguities, Contradictions

Call for papers

Este congreso tendrá lugar en Buenos Aires entre los días 8 y 10 de septiembre de 2011. Lo dirige el profesor Elías Palti y está organizado por la Universidad de Quilmes y el HPSCG (History of Political and Social Concepts Group)

Fechas importantes a tener en cuenta:

Miércoles 11 de mayo -- fecha límite para enviar abstracts

Miércoles 25 de mayo-- se notificará la aceptación del abstract enviado.

miércoles, 20 de abril de 2011

Qaddafi, Turquía y el destino de Medio Oriente



Qaddafi, Turquía y el destino de Medio Oriente

Sayfulfikr

Muchos en los círculos académicos, o incluso dentro del mundo islámico, pueden asombrarse de las graves palabras de un personaje prominente como Maulana Shaykh Nazim, uno de los líderes religiosos sunnis de mayor relevancia contemporánea, cuando comenta, a propósito de las revueltas árabes contemporáneas, acerca de un gran cambio insperado que se avecina, distinto por cierto a las expectativas que desde Occidente la ONU o la Casa Blanca podrían estar albergando.

Resulta evidente que las multitudes están agitando desordenadamente sus pasiones -además, en cualquier sentido, menos en el de regresar a las Leyes o el Nomos Islámico- movidos por la ideología anti-islámica de la democracia. Y azuzados por actores externos, también, sumamente interesados en las ganancias que pueden realizar ‘a río revuelto’. Hasta aquí, todo iría ‘viento en poca’ para el liberalismo decididamente anti-tradicional. Pero lo que hay, al fondo de ello, es una profunda insatisfacción con el status quo.Y entendámonos: el status quo político, social y económico de los países de Medio Oriente, por mucho que se haya oído lo contrario, NO ES ISLÁMICO sino, por el contrario, marcadamente ajeno al Islam. Desde la pérdida del Califato Islámico, esto es, el Califato Otomano, la división ocurrida en la Ummah del Islam en decenas de países estado y en nacionalismos divisionistas, la pérdida de todo poder conjunto en el escenario internacional, la generación de una Torre de Babel ensangrentada y míseramente corroida, las luchas intestinas religiosas y las incursiones erosionantes marcadamente anti-islámicas del secularismo y el relativismo narcicista del hombre ‘moderno’, allí donde antes hubo un Nomos Islámico Pluricultural, si algo dejan ver, es precisamente la historia de una traición a la identidad y el Camino propios, la historia de un profundo error, cuyas sangrientas consecuencias han explotado en la escena contemporánea.

La insatisfacción en Medio Oriente se produce en momentos en que hay muestras cada vez más claras de islamofobia grotesca en el Occidente (como la quema del Sagrado Corán, las caricaturas nefastas contra el Bendito Profeta Muhammad -la bendición y la paz de Dios sean sobre él-, la prohibición del velo en los lugares públicos, la prohibición de construcción de mezquita con minaretes, etc.).


La insatisfacción que explota hoy en Medio Oriente, y que reclama por lo pronto como soluciones políticas fórmulas surgidas en la historia política no islámica del Occidente, no puede dejar de advertir, por cierto -como muestra el antiamericanismo o el antisionismo tan extendido en tales tierras- las realidades de grotestos actos de interferencia colonialista en los asuntos de los musulmanes, tales como las guerras norteamericanas y europeas conducidas por la ambición del petróleo, la hipocresía de Occidente cuando se trata de la posesión de armas nucleares por Israel, o la condición de ‘títeres’ que tienen los tiranos de turno de Medio Oriente.
Esta insatisfacción en Medio Oriente, asimismo, aunque hoy reclame -por la fuerza del indoctrinamiento foráneo recibido durante décadas- soluciones reprobables para el Nomos Islámico, tales como las fórmulas relativistas y nihilistas de las elecciones democráticas, no puede dejar de advertir el carácter profundamente débil y altamente riesgoso de los cimientos del poderío foráneo que las poblaciones árabes admiran y a la vez rechazan: nos referimos a la debilidad radical de una economía del dinero inexistente -el dinero fiat, electrónico, en lugar del dinero de valor real, oro y plata, conforme a la Legislación Económica del Islam- que sirve como plataforma general de las ‘luces’ del mundo alterno, el primer mundo.

Es muy conocido que en las tierras islámicas hay una mirada hipnotizada que se dirige hacia países como Estados Unidos o Europa, pero también es patentemente claro el sentimiento de que -como ocurre con la súplica de Turquía respecto a su nunca concedido ingreso a la Unión Europea- el mundo islámico recibe un tratamiento o bien paternalista en el mejor de los casos, o bien hipócrita, interesado y, cuando se necesita, cruel y bélico por parte de los círculos de poder de la economía y de los países a quienes en principio se admira.
Lo que dejamos anotado aquí, como preludio, son estas dos almas. Dos sensaciones. Dos fuerzas distintas. Y una insatisfacción árabe, no obstante, radical y común contra el status quo … por parte de poblaciones que por generaciones han vivido en el Islam tiempos e inclusive glorias mejores.

¿Estamos a las puertas de un gran cambio?

Nadie menos que Maulana Shaykh Nazim, descendiente de sangre del Profeta del Islam -saaws-, heredero del legado prolífico otomano, gnóstico de un calibre singular, conocido de hecho como el Qutb al Islam o el Polo Espiritual del Islam de esta época, nos indica precisamente la inminencia de un enorme cambio. Su fuente: no pertenece ciertamente a los libros, o las noticias, o las universidades. El Qutb del Islam navega en un océano de intelecciones de orden enteramente distinto, tras la conquista de la cima de la servidumbre del alma rendida a su Señor.
* * *

“Tayeb (el Primer Ministro Turco) está controlado por el ejército. El ejército le dice que no interfiera en Libia. No es por asuntos de negocios que él no quiere interferir. Es un asunto delicado que nadie conoce.

Si él ayudara a los rebeldes libios a ganar, ellos querrían traer de nuevo al rey (de Libia). Esto establecería un mal ejemplo para los turcos porque los turcos tampoco están contentos con la situación en Turquía. La mayoría querría tener de nuevo un rey en su país. Por esta razón, el ejército no apoya la revolución en Libia. Nadie sabe esto. Nadie lo sabe. Éste es el secreto. De otro modo, los turcos acabarían en un solo día con esto (la tiranía de Qaddafi). Él (Tayeb) podría enviar el ejército con aviones. ¿Dónde está Qaddafi? ¿Acaso él tiene algo más poderoso? Pero esto es algo muy importante, porque cuando Qaddafi se vaya, vendrá un rey y esto establecerá el ejemplo ideal para los demás.

Un Sultán Turco Otomano regresará a Turquía. Debe ser así ya que Sahib Al Zaman (el Imam Mahdi, la paz sea con él) debe recibir las Amanat (las reliquias sagradas del Santo Profeta -saaws- que están conservadas en el palacio Topkapi en Estambul) de la mano de Sultán Selim en Estambul. Éste es el secreto. Y por esa razón no quieren que el Sultán regrese; de modo modo, quien haya de venir vendrá.

Los turcos siempre pueden buscar su propio beneficio quien quiera que sea el que gobierne allí. Pero éste es el punto principal del regreso del Reinado a Trípoli. Esto significa que la Shariat de Allah regresará en el Reinado. Ésta es una invitación, si el mundo entero la acepta. Pero todos están contra la Shariat, los Árabes y los Turcos. Mentirosos son aquellos musulmanes que no aceptan el gobierno de las Leyes de Dios sobre ellos.



No hay un solo erudito islámico (‘alim) que hable acerca de estos asuntos de Oriente a Occidente en la nación islámica ni fuera de ella. Nadie tiene ese conocimiento. Éstas son inspiraciones, y son instrucciones de los Cielos, de parte de nuestra Cadena Dorada -el Linaje de Maestros Naqshbandis- de modo que la gente no sienta que han sido despojados de la misericordia de Dios Todopoderoso y de Su Profeta (saaws); de modo que la gente no sienta que ha sido separada de la Misericordia Divina. La Verdad debe estar siempre en el punto más elevado”.

Palabras del Maestro sufi turco-chipriota, Maulana Sheykh Nazim (qs), del 6 de abril de 2011.

Columna tradicional islámica. Tomada de Reflexiones ante nuestra época: desde la superación del nihilismo y el fracaso de la rebelión moderna

sábado, 16 de abril de 2011

Fernando Fuenzalida (1936-2011), recuerdos


Fernando Fuenzalida,
Recuerdos

Víctor Samuel Rivera
Sociedad Peruana de Filosofía


Me matriculé en el curso de Antropología Filosófica. Era el primer curso de filosofía que llevaba en la Facultad de Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú, ya en calidad de alumno de especialidad. Íbamos a tratar del mito, el tema me fascinaba y estaba entonces de moda en los predios de mi universidad. Enrique Prochazka se enteró de que iba a tomar el curso con el profesor Edgardo Albizu, un filósofo de origen argentino que trabajaba en el Perú en aquellos años. Y entonces me dijo que no, que no podía ser, que cómo se te ocurre a ti estudiar el mito con Albizu, que si no sabía ya de “Fuenza”: el profesor Fernando Fuenzalida Vollmar (1936-2011). “¿Cómo? ¿No sabes quién es Fuenzalida?” Años que no veo a Prochazka y no me cruzo con sus ojos verdes y bohemios; amigo entrañable en cuyo departamento fabricábamos pruebas y exposiciones de filosofía con Brenilda López. Algunas tardes, Chazka me leía sus cosas de ficción, que lo han hecho finalmente célebre, una especie de leyenda de la literatura del Perú. Pero volvamos al Prochazka de mi recuerdo. Prochazka era, ante todo, mayor que yo y, aunque pasábamos horas hablando de literatura y reparando bicicletas, como dos niños, sus opiniones, en esto y en todo, eran para mí casi órdenes del comando superior. Tenía que conocer a Fuenzalida. Curiosamente, y pese a que me gustaría recordar otra cosa, hice caso omiso de la sugerencia imperiosa de Prochazka ese semestre (todos llamábamos a Enrique Prochazka por su apellido, que en sí mismo tiene todo el misterio de un apodo). Llevé el curso con Albizu. Un tiempo después me matriculé en la Facultad de Ciencias Sociales y llevé el curso sobre el mito con Fuenzalida.


Fernando Fuenzalida era un personaje fascinante. Al final era un hombre en saco y corbata, perpetuamente cansado y que apenas emitía sonidos. Lo recuerdo aún de pie en una cena que dio Eduardo Hernando Nieto en 2004 y a la que asistimos varios a los que nos unía la gratitud por este maestro. Vestía esa noche un blazer azul y guardaba un porte nobiliario que se alejaba bastante del Fuenzalida que yo había conocido por Prochazka. En 1985 Fuenzalida era un intelectual miraflorino, en todo, en su ropa, en su caminar desgarbado, en todos sus defectos, en su maletín de cuero y sus camisas de cuadraditos. Pero Fuenza no era como el auténtico miraflorino, que es siempre “decente”, es decir, que es siempre de izquierda, aunque él personalmente goza de todos los privilegios sociales de los que su teoría se lamente y en su familia hay algo del abolengo y de las facciones señoriales del Virrey Pezuela. Fuenzalida era otra cosa. Era parte de un selecto y anomalísimo grupo de intelectuales que circularon entre las décadas de 1970 y 1990 y que leían todo lo que había que leer, pero que leían además todo lo que está prohibido leer también. Y le sacaban provecho. Con ellos, en especial con Onorio Ferrero, uno aprendía la bondad de lo prohibido. Recuerdo a Gianbattista Vico, a quien leí por primera vez seriamente gracias al magisterio de ambos personajes. Después, cómo no, a la Escuela Teológica, y muy especialmente al Conde de Maistre. También a René Guénon, de quien aprendí sobre el significado de la modernidad tanto como leyendo a Martin Heidegger, que es decir no poco. Metapolítica, revolución conservadora. Quizá debo resumir la atmósfera que rodeaba a Fuenzalida como el justo lugar de lo sobrenatural en la reflexión humana. Era lo contrario de un racionalista. Era un filósofo.


Algunos chicos le decían a Fuenzalida “Fuenza”. Aún Eduardo Hernando Nieto lo llama así, como si ayer fuera siempre. Hace un par de años le diagnosticaron de manera definitiva una enfermedad que iba arrebatándole las facultades mentales y que, en realidad, ya lo tenía bastante mellado desde tiempo atrás. El rumor entre la gente pensante era que había que rendirle honor publicándole algo, antes de que se muriera. Por suerte, ese honor se le ha cumplido. El daño que la enfermedad produjo en su mente quizá no le haya permitido gozar de estos bienes de la fama, tan tardíos e ingratos como lo fueron. Estos años el primer tema de Eduardo al hablar por teléfono era cómo estaba Fuenza, cómo le iba, si estaba en la clínica, si había tenido alguna crisis, si la enfermedad se llevaba arrastrando a la muerte algo más de él. Eduardo debe haber sido uno de los alumnos que más se han ocupado de Fuenza y de su salud. De sus necesidades, de la enfermedad y de su herencia intelectual. Creo que sólo he llegado a valorar a Fernando Fuenzalida en toda su magnitud, a la vez intelectual y humana, a través de Eduardo Hernando Nieto.


Fuenzalida llegaba siempre tarde. Tardísimo. No perdonaba una. En el curso sobre el mito de la Facultad de Ciencias Sociales, de 1984 ó 1985, había que esperarlo muchísimo. Una vez llegó no 30 ó 45 minutos, sino dos horas tarde. La esperanza de los más había cedido al aburrimiento. Quedábamos sólo tres alumnos en el jardín que da al frente de la Facultad de Artes, sentados en el piso. Angustiado, hecho una sopilla de nervios llegó tardísimo el maestro. Su mirada inquieta iba a derecha e izquierda mirando perdido el aula repleta de alumnos ajenos. Era tan tarde que ya no teníamos aula. Fuenza nos miró con cierta tristeza. Nos preguntó si aún queríamos la clase. Cuando le respondimos que sí nos miró con alivio. Levantó parcamente su maleta de cuero, que era como una mochila gorda y panzurrona. Sonrió al acomodarse y caminamos. Fuimos a buscar un aula juntos los cuatro, los tres alumnos y él. Y quiero recordar así a Fuenza, al profesor favorito de Prochazka, al maestro de Eduardo. Ahora que ha muerto, quiero creer, profesor Fuenzalida, que el aula de Ciencias Sociales lo espera aún, que al final de la jornada, maestro, ha de llegar usted sudoroso, con sus papeles, con sus libros de esoterismo y de teología política a improvisar, como siempre hacía, una de las clases maravillosas que son de las pocas que recuerdo de memoria de toda mi vida estudiantil. Mientras lo espero, maestro, le ofrezco mi gratitud.

viernes, 15 de abril de 2011

Deceso trágico de Fernando Fuenzalida Vollmar


Muere Fernando Fuenzalida Vollmar:
Una de las eminencias del pensamiento alternativo y la revolución conservadora en el Perú




Luego de largo tiempo de penosa enfermedad, a los 78 años de edad, falleció este jueves 14 de abril de 2011 el antropólogo, escritor y filósofo peruano, Fernando Fuenzalida Vollmar (1936-2011). Una de las eminencias del pensamiento de la revolución conservadora en el Perú, ilustre escritor, autor de renombre internacional. Uno de los más destacados filósofos y pensadores sociales peruanos de la segunda mitad del siglo XX. Fuenzalida se licenció en Antropología, Etnología y Arqueología por la Universidad de San Marcos y la Pontificia Universidad Católica del Perú. Efectuó además estudios superiores en la Universidad de Mánchester (Reino Unido) y las Universidades de Varsovia y Lotz (Polonia). Fuenzalida, también profesor de la Academia Diplomática del Perú se convirtió, el 2005, en el primer civil que asumió el cargo de Director del Centro de Altos Estudios Nacionales del Perú (CAEN). Se ha destacado en el ámbito académico internacional por ser un reconocido investigador de temas agrarios, étnicos, políticos y religiosos. Son sus principales discípulos y herederos intelectuales el filósofo jurídico Eduardo Hernando Nieto y el escritor Enrique Prochawzca Garavito. Como suele ser en el Perú, nunca gozó suficientemente de los beneficios relativos a su mérito.

En 1995 escribió el libro "Tierra Baldía", una profunda indagación sobre la nueva era en la que ha ingresado el mundo tras la crisis del consenso secular. Ha escrito obras, ninguna de las cuales gozó en la vida de este gran intelectual ni de la difusión ni de la honra que ameritaba su influencia y su talento. Ha sido uno de los personajes decisivos en el pensamiento de la filosofía mal llamada "conservadora" del Perú de la que se desprenden ramas en el mundo del tradicionalismo religioso y político, así como en la difusión de los autores de la Escuela Teológica y la "nouvelle droite", en especial René Guénon, el Conde Joseph de Maistre y Juan Donoso Cortés. Comparte lugar en esto con el filósofo de origen italiano Onorio Ferrero. Fue director del Centro de Altos Estudios Nacionales (CAEN) entre el 2004 y el 2005, en que fue favorecido por el gobierno de ese entonces, con el que guardó cierta cordialidad. Fue candidato al Parlamento Andino por el Partido Aprista Peruano en las elecciones generales del 2006.

Sin duda, una pérdida irreparable.

miércoles, 6 de abril de 2011

Edgar Montiel, conferencia en Lima (UNMSM)

Conferencia de Edgar Montiel en Lima La construcción del Lógos peruano: De Garcilaso hasta nuestros días Dr. Edgar Montiel (UNESCO, PARIS) Comentarios: José Carlos Ballón / Rubén Quiroz Avila Auditorio de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima) Fecha: Jueves 7 de abril, 8:00 pm ORGANIZAN: Solar, Revista Iberoamericana de Filosofía / Instituto de Pensamiento Peruano y Latinoamericano

Muerte de R.P. Vincente Santuc S.J./ Rector Universidad UARM (Lima)


Noticias de La Coalición

Muerte repentina del
R.P. Vicente Santuc S.J.
Filósofo de tendencia neokantiana y rector



El lunes 4 de abril 2011 falleció en París el R.P. Vicente Santuc, Rector de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM, Lima). Este sacerdote, de origen francés, nació en Mailis, Landes (Francia) en 1936 y falleció por un paro cardiaco en su habitación del Centro Sèvres, donde acababa de viajar para un año sabático, a los 73 años de edad.

El padre Vicente Santuc vivió en el Perú desde 1970. Fue en vida doctor en filosofía política. En nuestro medio difundió y favoreció la expansión universitaria de doctrinas del liberalismo de izquierda en tendencia neokantiana. Trató de impulsar la lectura y recepción del filósofo Eric Weil. Fue gestor, fundador y Rector de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

lunes, 4 de abril de 2011

Ballet para la Reina. El pensamiento político de Descartes/ Víctor Samuel Rivera (pdf)



Si hace usted click abajo tendrá acceso al texto en formato pdf de:

Víctor Samuel Rivera: "Ballet para la Reina. El Nacimiento de la paz. El pensamiento político de Descartes", en Cuadernos de Filosofía (Concepción, Chile), Nº 27, 2009, pp. 47-70.

sábado, 2 de abril de 2011

Libya, Libya, Libya! Kingdom of Libya coming back!

Columna licenciada: El Día del Niño por Nacer (Daniel Brousek)

Columna licenciada

Una vez al mes, La Coalición publicará un artículo de temas de actualidad, con el fin de promover el pensamiento en áreas algo más concretas que las que solemos difundir.

El Día del Niño por Nacer
El silencio de los inocentes


Daniel Brousek

Hace más de 2000 años, en la salvaje y convulsionada Palestina, Herodes ordenaba a sus aguerridos, irracionales y despiadados soldados asesinar a todos los niños menores de dos años, hecho que recordamos en “el día de los inocentes”. En estos tiempos, este escenario parecería totalmente improbable, sobre todo en un país como el Perú “civilizado y ordenado”, en donde el primer artículo de su Constitución se refiere a la defensa de la persona humana y al respeto de su dignidad como el fin supremo de la sociedad y del Estado. Consideramos persona, desde el momento de la concepción, es decir, desde la unión del óvulo con el espermatozoide.
Y si vivimos bajos leyes que supuestamente protegen la vida de todos, ¿por qué es necesario que hoy día se celebre el día del niño por nacer?. ¿Por qué hay grupos políticos interesados en poner en la agenda el tema del aborto?. ¿Y por qué el Cardenal Juan Luis Cipriani advierte y denuncia que en el país la vida humana desde la concepción está amenazada "por actos y políticas que atentan contra la dignidad de la persona, como son los abortos y la anticoncepción artificial promovida masivamente como política de salud”?.

Nuevamente, como hace 2000 años, están en el escenario los inocentes ante los aguerridos, irracionales y despiadados, que a diferencia de los soldados de Herodes donde su inteligencia quedaba subordinada a la obediencia militar, la capacidad de razonar y reflexionar de los soldados del siglo XXI queda subordinada a la publicidad mediática, a la pereza mental y sobre todo, a la moral de rebaño de la que hacía referencia Nietchze. ¿Por qué la corriente de opinión está desafiando a la leyes de la vida y de la Constitución del Perú?
El Arzobispo Juan Luis Cipriani señaló que toda cultura sana reconoce el principio fundamental del valor y la dignidad de la vida humana, que es custodiado por el precepto de "no matarás". Entonces, habría que preguntarnos, ¿la sociedad del siglo XXI está sana?. Hoy día, parece anecdótico aquel relato bíblico que introduce el inicio del pecado en la historia de la humanidad a través de una serpiente que seduce a la primera mujer con el fruto de un árbol; en estos tiempos no se cree en la existencia del demonio y es visto como un personaje mitológico para explicar el mal en el hombre. Pero el fondo del relato del Génesis enseña una realidad indiscutible de este siglo: “el hombre comió del fruto y hoy ha llegado a ser como Dios”. Pues no cree en Dios, porque se siente Dios. No hay temor de Dios, porque sencillamente no existe Dios. Y estamos frente a una corriente de pensamiento nihilista en donde el hombre es superpoderoso y se dicta a sí mismo lo que está bien y lo que está mal de acuerdo a sus apetitos, tendencias, intereses, y también ha decidido ser Dios en la vida del niño por nacer.

En efecto, el criterio para decidir -como dioses que somos- las nuevas leyes del mundo es el criterio del mercado. Pongamos en la balanza los argumentos que se exponen. Por un lado, la Iglesia, siempre promotora de una cultura de vida y teniendo como interés único la dignidad de cada persona, promueve el amor responsable, maduro y sincero entre las personas. Conocerse primero, comprometerse seriamente (es decir, tomar en serio al otro), casarse y después las relaciones sexuales. Pero hoy la realidad nos muestra otro panorama, primero conocer los cuerpos (satisfacer los apetitos del bajo vientre) para luego desilusionarse de la persona. Obviamente, si hubo consecuencias o un accidente no deseado, pedir a la Iglesia que se modernice, al Estado peruano que revise sus leyes y así queda amparada la inmadurez de no poder dominar los apetitos y de haber visto a una mujer como un trozo de carne que sólo brinda satisfacción o viceversa.

Si la sociedad siguiera las enseñanzas de Jesús de amar primero a la persona antes que satisfacer el deseo del cuerpo, ¿le convendría esto a los hostales, discotecas, diseñadores de ropa, fabricantes de condones, de licores, de drogas, de cigarros, a la industria de la pornografía, etcétera?. La respuesta es obvia. El mensaje de Jesús, que la Iglesia defiende, choca directamente contra muchos intereses económicos. “¡Poderoso caballero don dinero!”
Es el criterio de mercado el que prima para decidir lo que está bien y lo que está mal, lo que es moderno y lo que es anticuado, lo que es la verdad y lo que es lo ridículo. Y bueno, en este entorno, en medio de la bulla de la publicidad que nos invita a vivir esta vida de manera desenfrenada, acelerada, competitiva, hedonista, individualista se celebra hoy día el día del Niño por Nacer. El Cardenal Juan Luis Cipriani anima a recibir a los hijos "no sólo como un gran don de Dios", sino también como "un modo nuevo de recibir al mismo Cristo en la familia”.
danbrousek@gmail.com

viernes, 1 de abril de 2011

Derrida el circunciso (parte IV, última)

Derrida el circunciso (parte IV, última)

Jimmi Hernández
Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima

El segundo punto surge como consecuencia del primero, para estar mejor ligada, y esto nos recuerda que si entendemos la religión como religare, volver a ligar a unir, Derrida está diciendo que el alejarse de la verticalidad dura del edificio de la alianza hace que él se una más a ese Dios que le ha mandado a cuidar de la alianza. Salir de la marginación es entrar en la ligación, en la unión de todos los que buscan la verdad por encima de todas las cosas, independientemente de su cultura y su religión. La fidelidad al Dios de la alianza no debería separarnos de los demás, por el contrario, debería unirnos más, ligarnos más, y eso nos haría verdaderos homines religiosi, hombres religados con Dios y con los demás hombres.
El tercer punto sería el leerse cada vez peor, esto significa que los demás no sabrán leer los actos del verdadero cumplidor de la alianza, a simple vista parecen actos infieles, no coherentes ni trasmisores del tesoro de la alianza, sin embargo, no se desligan de Dios, y por el contrario, están más unidos a Él. Por lo cual, algunos podrían acusarlo de a-teo, a-religioso. Es decir, no ligado, no unido, separado, des-ligado.

Todo esto nos muestra cómo para los que no saben leer los signos de unión, de ligación, llamarán a Derrida el falso profeta, el falso guardián de la alianza, el infiel, el circunciso incircunciso. Por otro lado, él en su integridad e intimidad no ha dejado nunca de identificarse con la misión que ha elegido cargar bajo sus hombros. Nunca ha renegado de ella, nunca la ha aborrecido, la ha amado y llevado hasta el último de sus días.
Derrida es el circunciso, es la Alianza viviente, es el Profeta que cuida de la Alianza: Elías. Este recuento narrativo de la identidad de Jacques Derrida a la luz de sus propias reflexiones en Circonfesión serán muy importantes a la hora de estudiar la deconstrucción y sus investigaciones sobre la escritura. Es indispensable no perder de vista en todo momento este hilo conductor que hemos comenzado a deshilar y que servirá para no perdernos en el laberinto que en la lectura de sus textos y en la comprensión de su pensamiento podríamos aterrizar.
El tema que atraviesa toda la vida, y posteriormente el pensamiento de Derrida, como ya ha sido dilucidado, es la inscripción. Ésta se presenta como marca y huella, que dan sentido de pertenencia y de exclusión, de diferencia y de identidad. La inscripción en el cuerpo, o la escritura del cuerpo es la circuncisión, con todo lo ya dicho sobre ella. El primer encuentro con una huella Derrida lo atraviesa en el reconocimiento de sí mismo en su cuerpo, en su ser un circunciso. En sus años de niñez, juventud y madurez vivirá en su propia carne (circuncisa) la experiencia de la marginación (el antisemitismo) a través de su identidad de judío. Ha sido un marginado a causa de una inscripción que no puede borrar, ya que no es sólo la marca de cuerpo sino que es ante todo la marca de una tradición que le sale al encuentro.
Este mal de lo propio, de la identidad, impregna toda la obra de nuestro autor, aparece pues deconstruyendose a sí mismo, a través de su dolencia pensante que lo hace creer en que existe una forma (al menos racional) de mostrar al marginado (al inscrito) como un ser que también puede llegar a formar parte de la historia y ser reivindicado en esta misma historia que no se ha cansado de negarle existencia e identidad de todas las formas posibles.

La deconstrucción toma su nombre con un talante de descentralización (o descentramiento) a fin de afirmar lo que se niega tradicionalmente. La deconstrucción es inscripción de la inscripción marginadora y marginada. El marginado (el circunciso) comienza a des-circuncidarse a través de una nueva inscripción, que comenzará a llamarse deconstrucción y su autor, el deconstructor.
Por todo lo expuesto, la filosofía de Jacques, la deconstrucción, se presenta como un método filosófico de reivindicación del marginado.

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