El concepto del tiempo en Henri Bergson
Héctor Chocano
Universidad Nacional Federico Villarreal
El
concepto de tiempo en la filosofía de Henri Bergson ocupa un lugar
protagónico. Y esto ocurre no solo
porque desde un inicio ya escribir acerca del tiempo hará que cualquier lector
centre su atención en una forma especial, sino que Bergson utiliza este
concepto para mostrar cómo opera la mente, cómo funciona la conciencia.
En
repetidas oportunidades, a través de sus textos, Bergson ha dado ejemplos
sencillos para exponer su concepto de tiempo. Sin abandonar en ningún momento
la idea central de Bergson en cuanto a la naturaleza del tiempo, expondré el
planteamiento en términos cotidianos y simples. Cuando
alguien pregunta “¿Cuánto tiempo ha pasado?" la respuesta puede ser
"han pasado tres horas". Pero el hecho de que cotidianamente usemos
el reloj para decir que el tiempo ha transcurrido no quiere decir que el reloj
mida al tiempo. El reloj es una máquina que se mueve a un ritmo que muestra
sincronía con la rotación de la tierra. Entonces sucede que tanto la gente
común y corriente como los físicos, piensan que el reloj marca una dimensión
etérea llamada "tiempo". Si nos detenemos aquí y analizamos el hecho
con mucha concentración podremos detectar la falacia. Cuando una persona
consulta la hora con el reloj lo que está haciendo es comparar un
suceso (un movimiento,
un cambio) con el movimiento del reloj. Es decir, simplemente se están
comparando dos movimientos. En otras palabras, tanto los físicos como la gente
común y corriente ven tres cosas donde hay dos. Me explico, hay dos cosas: el
movimiento del reloj y el suceso, los cuales son comparados uno con otro. Pero
mágicamente añaden algo más: el tiempo. Es decir, ven tres cosas: el movimiento
del reloj, el suceso y un algo ahí insonoro, invisible, impalpable (que
acompaña como una especie de fantasma al movimiento del reloj y al suceso) que
le llaman tiempo. ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué les impulsa a postular esta
dimensión mágica que acompaña al movimiento del reloj y al suceso estudiado?Lo que nos da la sensación de que existe un fantasma llamado tiempo que lo acompaña todo fuera de nosotros es causada porque tenemos memoria, la cual es subjetiva y tiene características diferentes a las del espacio. Nosotros al tener memoria podemos tener conciencia de los movimientos que suceden en el exterior. Pero el hecho de que tengamos conciencia de los movimientos no significa que exista una dimensión llamada tiempo flotando ahí fuera de nosotros. Fuera de nosotros simplemente existen movimientos, sólo eso. Es por esta razón que realmente el reloj es una máquina que al moverse se la compara con otros movimientos. En otras palabras, el segundo es una unidad de movimiento mas no de tiempo. Así como medimos el espacio con espacio (es decir utilizamos una regla para medir el largo de una tabla, por ejemplo) medimos el movimiento con movimiento. No es que midamos el movimiento con tiempo. El reloj es una máquina de movimiento que se compara a otros movimientos.
Bergson
señala que la idea del tiempo como dimensión mesurable es el resultado de
proyectar la duración en el espacio…O espacializar el tiempo. Es cuando
atribuimos al tiempo características espaciales y la ubicamos fuera de nosotros
cuando aparece la concepción de tiempo que maneja el sentido común y la Física.
De esta manera es que el tiempo se
concibe como una línea homogénea donde cada instante aparece ordenado por una
sucesión establecida por la yuxtaposición. Se presenta al tiempo como una
entidad vacía, neutra, donde cada instante es igual al otro en su naturaleza.
Como un encadenamiento de eslabones, cada uno idéntico al anterior en cuanto a
su ser y que es sujeto a medición. La única diferencia que existe entre un instante
y otro sería su ubicación en el tiempo. Es decir, un instante puede ser
diferente a otro en tanto que uno pertenecería al pasado y otro al presente (se
podría incluir al futuro también si se desea). Entonces nos estamos enfrentando
a una concepción de tiempo que consiste en un espacio homogéneo ordenado por la
yuxtaposición que goza de un movimiento, un fluir constante. Además, este espacio homogéneo que fluye
constantemente no se ubica en el espacio. Es decir, al ser un fluido
impalpable, invisible e insonoro no ocupa un lugar dentro de las tres
dimensiones conocidas del espacio. Por
esta razón, a este tiempo espacializado se le ubica en una cuarta dimensión del
espacio (¡no había en qué otro lugar ubicarlo!).
Resulta entonces más fácil determinar el origen de la concepción de
tiempo utilizada por el sentido común y la Física: es la idea de espacio
preñada por el fluir propio de la duración. Es la duración, ese fluir interno
mental que fusiona y dilata todas nuestras experiencias la que inyectan en la
idea espacio. Pero el tiempo concebido así no es más que un híbrido ficticio
que no permite develar la verdadera naturaleza del tiempo. Es decir, esa
concepción de tiempo oculta el ser del tiempo…Y no sólo eso, sino que ella
reemplaza lo real por una ficción. En la verdadera naturaleza del tiempo, es
decir, en la duración, los instantes no existen puesto que la experiencia del
tiempo no está sujeta nunca a las divisiones, ni en porciones desiguales ni
mucho menos en fracciones exactas. La duración, al consistir en cualidad pura,
no admite ningún término relacionado al espacio…O en todo caso, cuando
utilizamos términos propios del espacio para describir algunos aspectos de la
duración, siempre deben ser entendidos en un sentido figurado o metafórico, ya
que nunca los términos espaciales podrán mostrar la naturaleza de la duración,
el ser de la experiencia del tiempo.
Es cuando se la despoja de toda cualidad a
la duración, y en vez de esta cualidad imprimimos características espaciales
sólo sobreviviendo de esta operación el fluir propio de la duración cuando
tenemos ante nosotros al tiempo concebido por el sentido común y la Física. Pero al invertir la operación, es decir, al despojarnos de todo
término relativo al espacio para observar y describir los fenómenos de nuestra
conciencia es cuando nos encontramos frente a frente con la duración. De esta
forma estamos ante ese progreso puro, no contaminado por alguna idea relativa
al espacio, que le da vida y movimiento a todos nuestros fenómenos
mentales… Donde existe la heterogeneidad y no la yuxtaposición, puesto que el
principio de impenetrabilidad sólo existe en el espacio y no en el tiempo real:
la duración. Nuestras experiencias, recuerdos, afecciones y todos los fenómenos
de la conciencia se funden haciendo imposible la segmentación y la neutralidad.
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